Suecia supera el último escollo: el Parlamento de Hungría aprueba su entrada en la OTAN
El primer ministro sueco ha afirmado que «estamos preparados para asumir nuestra responsabilidad en la Alianza»
Suecia insta «oficialmente» a su población a prepararse ante una posible guerra
Hungría desbloquea por fin la entrada de Suecia en la OTAN
«Suecia deja atrás 200 años de neutralidad e independencia de alianzas», constató este lunes el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ante la ya inminente entrada de su país en la OTAN tras la aprobación de Hungría. «Se trata de un gran paso y de un paso muy natural». El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, celebró que «la Alianza es ahora más fuerte y más segura». Y los altos mandos del Ejército sueco se sumaron a los aplausos. «Estamos listos. Si Rusia ataca a la OTAN, los soldados suecos estarán en la primera línea de defensa», garantizaba el vicealmirante Jonas Haggren. «Como miembros, se espera que enviemos dos brigadas para defender la frontera oriental si Rusia ataca a la OTAN, y esa es una contribución razonable para un país de nuestro tamaño».
Las reacciones favorables se sucedían tras la votación del Parlamento húngaro, 188 votos a favor contra 6 en contra, que daba finalmente vía libra a la adhesión y redibujaba el mapa de la OTAN, una gigantesca estructura militar que los ya 32 países miembros ponen a prueba en unas no menos gigantescas maniobras militares, Steadfast Defender 24, en las que se tiene ya en cuenta que tres áreas geográficas en Suecia serán cruciales en caso de una guerra con Rusia. «Debemos ser capaces de proteger toda la zona a lo largo del tiempo», señalaba el teniente general Carl-Johan Edström, jefe del Mando de Operaciones de las Fuerzas Armadas suecas.
La adhesión de Suecia a la OTAN refuerza además el papel estratégico del mar Báltico: todos los Estados vecinos, excepto Rusia, son ya parte de la Alianza. Este supone seguramente el mayor fracaso estratégico para Rusia y personal para Putin. Todos los niños rusos aprenden en el colegio que el ascenso del país para convertirse en una gran potencia europea comenzó en el siglo XVIII con Pedro el Grande, el Zar que impulsó la expansión rusa en las costas bálticas. «Si se mira el mapa, el mar Báltico se convierte geográficamente en un mar de la OTAN», dice Minna Alander, del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, que recuerda que, desde el inicio de la invasión de Ucrania, se han producido varios incidentes en la región.
Tensión creciente
Muchos observadores describieron las explosiones de septiembre de 2022 en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 como una «llamada de atención». Un año y medio después, todavía no está claro si Rusia, Ucrania o incluso Estados Unidos estuvieron detrás del sabotaje. El pasado mes de octubre resultaron también dañados un gasoducto y un cable de datos que conectaban Finlandia y Suecia hasta Estonia. La Policía finlandesa cree que un carguero chino pudo haber desempeñado un papel en el incidente. Como consecuencia, la OTAN ha aumentado la vigilancia del mar Báltico, incluso con aviones Awacs y drones. «Pero es muy difícil tener un control total sobre un mar», reconoce Julian Pawlak, de la Universidad Bundeswehr de Hamburgo, en declaraciones a la agencia Afp.
La membresía de Suecia permite su integración total en los planes de defensa de la Alianza, no solo a lo largo de la costa sueca del mar Báltico, sino también en la isla de Gotland, gracias a lo que la OTAN puede ahora competir con el enclave ruso de Kaliningrado, el antiguo Königsberg de Prusia Oriental, entre Polonia y Lituania. Moscú ha armado masivamente la región en los últimos años y ha colocado allí misiles con capacidad nuclear. Kaliningrado es también la base de la Flota Rusa del mar Báltico, que en repetidas ocasiones ha realizado grandes maniobras en la zona, aunque recientemente ha desviado recursos militares desde allí a la Flota del mar Negro.
Otro punto débil era hasta ahora la brecha de Suwalki, entre Polonia y Lituania, lindante con Kaliningrado. En caso de guerra, Rusia y su aliado Bielorrusia podrían ocupar esa franja de tierra de 65 kilómetros de ancho y cortar así las rutas de suministro terrestres de los países bálticos. Pero la adhesión de Suecia a la OTAN reduce este riesgo y facilita la defensa naval de Lituania, Letonia y Estonia.
Otro punto débil era hasta ahora la brecha de Suwalki, entre Polonia y Lituania, lindante con Kaliningrado
Más seguridad
Después de muchos meses dando largas y de haber conseguido los aviones de combate Gripen, su última exigencia en la negociación, el húngaro Viktor Orbán aconsejó el lunes a los diputados de su partido Fidesz el voto a favor, alegando que «Hungría será así más segura» y desatando una ola de júbilo en los Estados bálticos. «Välkommen till NATO, Sverige!» (¡Bienvenidos a la OTAN!), escribió el jefe de Gobierno de Estonia en X. «Un día importante para la seguridad la región nórdico-báltica y la Alianza».
También sus homólogas de Letonia y Lituania, Evika Silina y Ingrida Simonyte, agradecieron el respaldo a la Solicitud sueca y valoraron la decisión como «una señal para Putin». El canciller alemán, Olaf Scholz, acogió con satisfacción la noticia: «El camino para que Suecia se una a la OTAN está ya claro y es una victoria para todos nosotros». Pero, entre los discursos mayoritariamente festivos, se colaban también advertencias sobre la posible reacción de Rusia, como la de la socialdemócrata sueca experta en el Kremlin Inga Näslund, que opina que «ahora Suecia está más expuesta a la guerra híbrida».
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