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Las parias del terremoto de Marruecos: «Sólo tenemos a Alá»

Los ancianos de las aldeas del Atlas aseguran que las viudas bereberes, tras la muerte de sus maridos, están condenadas a vivir pidiendo de casa en casa

Los equipos de rescate empiezan a retirarse de Marruecos y dejan paso a la ayuda humanitaria: «No hay más desaparecidos que buscar»

Najna Ait Lhirrea, de blanco impoluto, el color que visten las viudas en Marruecos, con su hija PABLO ORTEGA

J. J. Madueño y Pablo Ortega

Enviado especial a Amrezgane (Marruecos)

Najna Ait Lhirrea viste de un blanco impoluto, solo roto por las manchas y un mandil que se ha puesto para ayudar a hacer la comida que se reparte en Amrezgane, a tres kilómetros del epicentro del terremoto en las montañas. Es una ... viuda. Ese color la marcará mínimo tres meses y diez días. Es el tiempo estipulado dentro de esta cultura para saber si la mujer está embarazada. Una marca imborrable en estos pequeños poblados, donde muchos vecinos ni siquiera hablan el árabe, sino el bereber. Ellas son 'parias' entre los escombros del Atlas. Najna estaba en casa viendo la televisión con su marido y su hija, a la que a sus 30 años no le auguran un casamiento. «Es una edad a la que ya es muy complicado», afirma Brahim Ait Boujemaa, que acoge a estas dos mujeres en su casa, la única en pie tras el terremoto y convertida en un refugio para todo el 'duar' (aldea). La hija será una carga para una mujer que, con suerte, tendrá una manutención del Gobierno de 1.000 dirham (100 euros) por perder a su marido.

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