Paetongtarn Shinawatra, heredera de la mitad de Tailandia

Porque por encima de cualquier otra condición, Paetongtarn es hija. Hija de Thaksin, Shinawatra como ella, policía convertido en magnate de las telecomunicaciones convertido en político populista cuyos partidos han ganado todos y cada uno de los comicios estatales desde 2001. Aquel año, un programa dadivoso repleto de ayudas directas para áreas rurales atrajo una mayoría de los votos, y en 2005 –convertido en el primer líder electo en completar una legislatura desde que en 1932 Tailandia instaurara una monarquía constitucional, apenas un siglo acotado por una docena de alzamientos– arrasó.

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Iniciativas como la sanidad universal y los microcréditos agrícolas le granjearon el favor inquebrantable de los desamparados a cambio de la antipatía sigilosa de las élites, elevada a desafío rotundo cuando en 2006 el Ejército le descabalgó. Thaksin Shinawatra vive desde 2008 en el exilio voluntario, perseguido por acusaciones de corrupción de las que reniega, mientras a caballo entre Londres y Dubai, pero siempre en la distancia, sigue aferrando las riendas de la mitad de Tailandia.

Por si este parentesco resultara, incluso en una democracia defectuosa, privilegio insuficiente, Paetongtarn también es... sobrina. El clan volvió a la carga con la aplastante victoria electoral de la hermana de Thaksin, Yingluck, en 2011. Pero cuando desde Bangkok inició un proyecto de amnistía para que este pudiera regresar al país, las armas volvieron a interponerse en su camino. Corría 2014. Otro alzamiento, otro Shinawatra en el extranjero.

Paetongtarn enfrenta hoy al hombre que ha liderado Tailandia desde entonces, la némesis de su padre, el militar Prayuth Chan-ocha. Antiguo comandante en jefe de las fuerzas armadas, en 2019 recurrió a las urnas para transitar hacia un Ejecutivo civil. Lo consiguió, a medias. Los Shinawatra volvieron a cosechar una mayoría, pero el aparato les impidió formar gobierno. En su lugar, Chan-ocha encabezó una panoplia de partidos conservadores. Bajo el nombre Nación Thai Unida, atrae ahora el 14% de la intención de voto según las últimas encuestas. Al frente de Pheu Thai, «para los tailandeses», Paetongtarn acapara el 38%.

Entre ambos adversarios comienza a vislumbrarse una alternativa. Se trata de Hacia Adelante, plataforma surgida tras las protestas estudiantiles de 2020 y 2021 que exigían limitar los poderes del Ejército y la monarquía. «Hacia Adelante hace que esta elección sea fundamentalmente diferente», explica Thitinan Pongsudhirak, profesor de la Universidad Chulalongkorn en Bangkok. «Están llevando la política de Tailandia hacia un nuevo nivel al exigir reformas estructurales». Su líder, Pita Limjaroenrat, joven, telegénico y formado en Harvard, ha llegado a desbancar a Paetongtarn en algunos sondeos.

Sin embargo, la joven Shinawatra sigue siendo la gran favorita. «Por su juventud también puede conectar con los votantes de Hacia Adelante», incide Pongsudhirak. «Cuando Thaksin era primer ministro le acompañaba a menudo y presenció su derrocamiento. Por eso, debe ser muy satisfactorio que el partido de su padre vuelva a imponerse». Este domingo, Paetongtarn es candidata. Su futuro, el de su familia y el de su país están en juego.