La OTAN invitará a Ucrania a unirse «cuando las condiciones lo permitan»
«¡Gloria a Ucrania!», exclamó Zelenski ante una multitud en el corazón de Vilna. Antes fue crítico: «Es absurdo no tener un plazo para la membresía»
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La razón se impuso al corazón en Vilna. Por un lado, unos aliados que quieren pero no pueden ofrecer aún la adhesión a Ucrania. Por el otro, un líder en guerra que reclama ese derecho y destaca «lo absurdo» de que no se le brinde ya un marco temporal para alcanzarla.
Fue un choque de fuerzas que se dieron cita a las seis y media de la tarde (hora local) cuando el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, que se presentó en la capital lituana, gritaba a la multitud el ya reconocido «Slava Ukraïni!» (¡Gloria a Ucrania!) en la plaza Lukiskiu.
En ese mismo momento, a una decena de kilómetros, la OTAN hacía público el comunicado de la cumbre que en su punto 11 zanjaba, para evitar más polémica y quizá desunión, el asunto de la adhesión ucraniana: «Estaremos en condiciones de extender una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza cuando los aliados estén de acuerdo y las condiciones lo permitan». Hay que recordar que las decisiones en el seno del Consejo del Atlántico Norte se toman por unanimidad.
A la multitud, desconocedora de los detalles aún aunque sabedora de la noticia por el tuit contrariado que publicó el presidente ucraniano antes de acudir a Vilna, cantaba el himno de Ucrania mientras se izaba una bandera traída del frente de Bajmut.
Voz ronca de Zelenski
La voz ronca de Zelenski volvió a demandar «el camino de Ucrania hacia la OTAN». En el escenario, fundido en los colores azul y amarillo de la bandera de Ucrania un lema para la posteridad: #UkraineNATO33, en alusión al número de país aliado en el que se convertiría Ucrania tras la entrada –ya más que probable– de Suecia en la Alianza Atlántica.
«¿Por qué quiero que Ucrania entre en la OTAN? Es la única garantía de que Rusia nunca más nos atacará. Es la garantía de nuestra libertad», explicaba Hanna, una refugiada ucraniana que vestía una icónica camiseta de la cumbre en la cual una falange romana se protegía con escudos de la OTAN y había uno que era de Ucrania.
La emoción se desbordó en el primer baño de multitudes del presidente Zelenski desde que comenzó la guerra. Y lo hizo en plena UE, en un país de la OTAN, a apenas 30 kilómetros de Bielorrusia y 170 del enclave ruso de Kaliningrado.
Zelenski –corazón guerrero en esta historia– ya había advertido previamente que «no hay disposición ni para invitar a Ucrania a la OTAN ni para convertirla en miembro de la Alianza [...] Esto significa que se está dejando una ventana de oportunidad para negociar la membresía de Ucrania en la OTAN en las negociaciones con Rusia. Y para Rusia, esto significa motivación para continuar con su terror [...] Es absurdo no tener un plazo para la membresía».



Evidentemente contrariado pero animado por la multitud, Zelenski proclamó junto al anfitrión, el presidente lituano, Gitanas Nauseda, que «la OTAN dará seguridad a Ucrania y Ucrania fortalecerá a la OTAN», lo que provocó el júbilo de los presentes antes de entonar el himno ucraniano. Muchos de ellos enfundados en banderas de Ucrania, Lituania y la OTAN.
El presidente ucraniano respiró Europa y quiso reconocerlo así como un anhelo futuro: «Aquí en Vilna vemos el progreso de Europa. La gente aquí sabe qué es la seguridad y cómo lograrla. Y saben que seguridad significa estar junto a Ucrania [...] ¡Las banderas ucranianas en las calles lituanas demuestran claramente que ya somos aliados, y Ucrania defenderá tanto su propia libertad como la suya! ¡Y nadie debería volver la vista atrás a Moscú!», exclamó un emocionado Zelenski consciente de la historia de liberación del pueblo lituano, miembro también de la URSS.
En los tejados colindantes los francotiradores se dejaban ver. Vilna es estos días un fortín desde el aterrizaje en su aeropuerto, con los misiles Patriots alemanes, a los blindados desplegados en algunas partes de la ciudad.
Hay que reconocer que el anfitrión lituano se ha volcado no solo con la Cumbre de la OTAN, que hoy vivirá su segunda jornada con la participación de Zelenski en el recién creado Consejo OTAN-Ucrania, sino en un recibimiento histórico a un líder que en los países bálticos se siente como propio: «Defiende los valores en que creemos. Si Ucrania cae, quizá Rusia quiera cruzar algún día nuestra frontera», explicaba el joven Valdas a ABC.
La razón, en la OTAN
Mientras esa opinión se vertía en el centro de Vilna, la OTAN –la razón diplomática en esta historia– detallaba en boca de su secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, su compromiso «claro, fuerte y unido» en favor de Ucrania: «El futuro de Ucrania está en la OTAN».
Pero hasta entonces... ¿a qué se compromete la Alianza Atlántica?. Básicamente, y siguiendo la senda de EE.UU., Alemania, Francia o Reino Unido, los países aliados se reforzarán militarmente a Ucrania en su lucha contra el invasor ruso y proseguirán el camino de la adhesión sin farragosos planes de acción de membresía, que se ha suprimido.

«Apoyamos plenamente el derecho de Ucrania a elegir sus propios arreglos de seguridad. El futuro de Ucrania está en la OTAN», se insiste. «La asistencia proporcionada ayudará a reconstruir el sector de seguridad y defensa de Ucrania y la transición de Ucrania hacia la interoperabilidad total con la OTAN», manifiesta el comunicado de la Cumbre.
Dos ideas que alimentan la esperanza de que un día las condiciones se encontrarán y ya sí, una OTAN no dubitativa invite a Ucrania a esta organización político-militar que cumplirá el año próximo su 75 aniversario. Por ello, la Cumbre se celebrará en Washington, donde nació.
Inicio del camino de adhesión
El establecimiento del Consejo OTAN-Ucrania también debería ayudar en un futuro a esa camino de la adhesión y así lo reconoce el comunicado: «Un nuevo organismo conjunto donde los Aliados y Ucrania se sientan como miembros iguales para promover el diálogo político, el compromiso, la cooperación y las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania para ser miembro de la OTAN».
En definitiva, en Vilna se impuso la opinión de los países 'fuertes' en la cual aún hay que esperar (hay una guerra) y luego deben efectuarse unas reformas en el plano político y militar de Ucrania, frente a otros países del Este (Polonia y bálticos sobre todo) que esperaban algún tipo de compromiso más contundente, con calendario incluido, aunque conscientes de que una situación de guerra no ayuda al proceso de adhesión, obviamente.
Cuando el coche oficial de Zelenski abandonó la plaza Lukiskiu la multitud lituana y ucraniana aún coreaba cánticos patrios. Zelenski, con su caqui militar, se entrevistará hoy con el presidente de EE.UU., Joe Biden, que además de su rueda de prensa ofrecerá otro discurso de apoyo al pueblo ucraniano. También en Vilna, entre Kaliningrado y Bielorrusia.
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