israel en guerra
Ofensiva terrestre de Israel sobre Gaza: una operación que consumirá meses y muchas vidas
En el mes transcurrido, el planeamiento y su ejecución por las FDI han estado condicionados por el empeño de rescatar a los secuestrados que, presumiblemente, se encontrarán dispersos por toda la Franja
Guerra entre Israel y Hamás en Gaza, en directo
El español desaparecido en Israel tras los ataques de Hamás fue asesinado
Soldados israelíes patrullan la frontera de Israel con Gaza en un vehículo armado
En el 'Sabbat' del pasado 7 de octubre nos despertamos con la noticia de la brutal, masiva y sanguinaria acción terrorista de Hamás contra los kibutz israelíes de la periferia externa de la franja de Gaza. Los asesinos entraron de madrugada en los ... poblados matando a diestro y siniestro y secuestrando a alrededor de 250 personas, mayormente mujeres y niños que, en vehículos civiles y motocicletas, fueron introducidos en la Franja. Ese mismo día, Israel reaccionó adoptando tres medidas cruciales. Una consistió en la constitución de un Gobierno de emergencia entre el Likud (Netanyahu) y la Unión Nacional (Gantz), potenciando la base política del Ejecutivo. Otra fue la declaración del estado de guerra, que posibilitó la inmediata llamada de 350.000 efectivos de un lubricado sistema de movilización, que se sumaron a los 187.000 efectivos permanentes. La tercera fue el corte de los suministros a la Franja que depende de Israel, entre otros, en electricidad, agua corriente y telecomunicaciones, para limitar las capacidades de Hamás.
En el mes transcurrido, el planeamiento y su ejecución por las FDI han estado condicionados por el empeño de rescatar a los secuestrados que, presumiblemente, se encontrarán dispersos por toda la Franja en una laberíntica red de túneles. Urdimbre esencial para las operaciones de Hamás y utilizada para refugiarse frente a ataques aéreos, moverse, ocultarse, almacenar armas y municiones y, ahora, encarcelar a los 240 secuestrados todavía en su poder. Ese tiempo, más allá de los movimientos diplomáticos y de alta política de unos y otros, ha servido para que EE.UU., el gran valedor de Israel, moviera sus poderes –que diría Cisneros– exhibiendo fuerza disuasoria frente a los países musulmanes de Próximo Oriente, especialmente a Irán como líder ideológico del terrorismo islámico, para que no sucumbieran a la tentación de involucrarse abierta y directamente en las hostilidades. Disuasión que trataría, en suma, de evitar un conflicto regional de envergadura o, incluso, su escalada a nivel mundial. Algo que, se supone, nadie sensato desea.
Por ello, el Pentágono desplazó el grupo de ataque del portaviones USS Gerald R. Ford hacia el Mediterráneo oriental y envió a la zona, desde EE.UU., a través del estrecho de Gibraltar, otro grupo de ataque encabezado por el portaviones USS Dwight D. Eisenhower. Aunque el destino final de este último sea unirse en el Índico a la Quinta Flota norteamericana, ambos grupos, casualmente, han aprovechado para desarrollar una suerte de formidable ejercicio de oportunidad (passex) exhibiendo su alto grado de interoperabilidad en cualquier momento, y particularmente en la defensa de unidades de alto valor, la defensa contra misiles balísticos, el reabastecimiento en el mar, las operaciones de vuelo entre cubiertas y las operaciones de seguridad marítima.
En la misma escena aparecieron, entre otros, el USS Mount Whitney (LCC), buque insignia de la Sexta Flota norteamericana y de mando y control para el Comandante de la Fuerza de Ataque (Striking Force) de la OTAN, así como las fragatas italianas ITS Virginio Fasan y ITS Carlo Margottini. En definitiva, tal oportunidad, al introducir en la ecuación el pabellón de la OTAN, ha servido para robustecer el mensaje disuasorio perseguido. Eso, aparte de tener embarcados en el mar Rojo, en los buques anfibios USS Bataan (LHD), USS Carter Hall (LSD) y USS Mesa Verde (LPD), los alrededor de 2.250 efectivos de la 26ª Unidad Expedicionaria de marines.
Mientras prosiguen los bombardeos recíprocos entre Hamás (Gaza) y Hizbolá (Líbano) por un lado, e Israel por el otro, las FDI han comenzado hace cuatro días la limpieza del tercio superior de la Franja, parcela que han limitado en el sur por la línea Be'eri―Juhor ad-Dick―Al Zahra. Una operación que consumirá meses y muchas vidas de las FDI, obligadas a luchar pie a tierra en combate urbano y suburbano. Actualmente, las acciones están focalizadas (de norte a sur) en las zonas: sur del Checkpoint Erez, de acceso a la Franja por el norte, en dirección hacia Beit Lahia; norte del complejo hospitalario Al-Shifa, considerado la sede principal de Hamás; y centro de la línea anteriormente mencionada en Al Mughraqa.
Ello no obsta para que también se bombardeen objetivos en el resto del territorio ya que es en el sur de la Franja donde Hamás tiene el centro de gravedad de su logística. Eso, junto con el cobarde empotramiento en instalaciones civiles (hospitales, campos de refugiados o mezquitas) tanto de terroristas como de bocas de acceso a los túneles, propician un inevitable incremento de bajas civiles. Pérdidas que son inmediatamente instrumentalizadas por la propaganda terrorista y sus afines por todo el mundo. Pero no hay que olvidar que es Hamás quien favorece la muerte de civiles al usarlos como escudos. Si Israel quiere dejar a esa organización terrorista inoperativa durante muchos años no puede permitirse cejar en la limpieza de la franja de Gaza. En ello se juega su supervivencia como país.