Dos tiroteos dejan 17 muertos en Serbia, el país europeo con más armas por habitante

En este último episodio, Uros Blazic, de 21 años, realizó otra masacre al matar a ocho personas y herir a otras catorce, disparando con un arma automática en el municipio de Dubona, a 58 kilómetros de Belgrado. Blazic, hijo de un militar, disponía de un arsenal de armas y municipios en su casa. Estuvo el jueves por la noche con unos amigos en Dubona. Tras una banal discusión, fue a su casa a buscar un arma automática y regresó con su automóvil, disparando indiscriminadamente en las calles de Dubona. Después continuó con el alocado tiroteo en pequeños pueblos, cazando a personas al azar.

Acabó dejando su automóvil y tomó como rehén a un taxista, al que obligó a llevarlo a la casa de un tío. Es allí donde fue capturado por la policía, cerca de Kragujevac, una ciudad industrial a unos 150 km al sur de Belgrado, después de una larga persecución. En la operación intervinieron 600 agentes, helicópteros, unidades antiterroristas, perros, drones y visores térmicos. Se desconocen los motivos que llevaron a Uroz Blazic a realizar tal masacre.

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D.Y.

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La conmoción es grande en Serbia ante la nueva tragedia, porque aún está muy viva la masacre que realizó el adolescente Kosta Kecmanovic, de 13 años, matando a ocho compañeros de su escuela de Belgrado y al guardia de seguridad. Seguramente no es casual que EE.UU. y Serbia estén en los primeros lugares en posesión de armas per cápita.

Los serbios contemplan con horror que el modo de operar, especialmente en el caso del adolescente, hay detalles coincidentes con dramas similares en EE.UU. En primer lugar está el objetivo: Una escuela, donde es fácil moverse y todo el mundo está indefenso. Así ha ocurrido decenas de veces en Estados Unidos. En segundo lugar, está la premeditación. El adolescente serbio Kosta había preparado un plan muy detallado. Produce escalofríos ver en un papel blanco el diseño de las clases y los objetivos seleccionados a los que disparar.

El factor clave son las armas. En muchos casos las tienes al alcance de la mano. El padre de Kosta Kecmanovic, un médico que se hacía acompañar alguna veces por su hijo al campo de tiro, guardaba el arma en una caja fuerte, a la que tuvo fácil acceso el joven.

Serbia ocupa el tercer lugar en el mundo, después de Estados Unidos y Yemen, en número de armas de fuego por habitante. Hoy se recuerda que en Serbia existen los residuos de las guerras de los Balcanes, que crearon la cultura de la posesión de armas. Serbia fue el corazón de la guerra de esos conflictos y hoy tiene 39 armas de fuego por 100 habitantes, casi igual que Montenegro (102 por 100 habitantes el dato de EE.UU.).

En principio, el tener un arma se justificaba en Serbia por motivos de seguridad, pero luego se transformó en una normalidad. En los últimos tiempos, Belgrado se ha esforzado mucho para que los ciudadanos entreguen sus pistolas y rifles. Y solo concede licencia de armas, tras un riguroso estudio de la Policía. Las reglas son estrictas. Los controles de las licencias se reiteran cada cinco años y para su renovación los poseedores de armas no deben tener antecedentes penales ni utilizar alcohol.

La caza sigue estando muy extendida, lo que hace aumentar el número de armas: La practican más de 78.000 personas, entre los 6,6 millones de serbios. Muchas familias han estado escondiendo armas en sus casas durante generaciones. En la historia reciente del país, los protagonistas de ataques con armas de fuego siempre fueron personas con problemas mentales y adultos.

De ahí que la escalofriante historia del adolescente Kosta Kecmanovic, en una de las mejores escuelas de Belgrado, les pareciera como una película de terror de un videojuego. De hecho, el ministro de Educación pro ruso, Branco Ruzik, ha echado las culpas a la “influencia de los videojuegos”. Parecen darle la razón algunos comentarios de los amigos del adolescente Kosta en las redes sociales: “Un rey”, escribió uno de ellos en Instagram. Por desgracia, no era un videojuego. Lo que parecía un film de terror fue real, causando espanto y horror en Serbia, en luto oficial hasta el próximo domingo.