Obervadores temen que Azerbaiyán lance una invasión a gran escala sobre Armenia

En su informe anual sobre la libertad en el mundo, denuncia que «la conquista militar de Nagorno Karabaj por parte del régimen azerbaiyano provocó una asombrosa disminución de la libertad» en 2023 y que «las personas que viven en el territorio en disputa con frecuencia se convierten en víctimas de la hostilidad de la autocracia contra el pluralismo, así como de la agenda expansionista de Azerbaiyán».

El pasado mes de septiembre, el asedio de Nagorno Karabaj por parte del régimen azerbaiyano tuvo como resultado la disolución de las instituciones gubernamentales locales y el desplazamiento forzado de más de 120.000 armenios, en lo que muchos observadores extranjeros describieron como un caso de limpieza étnica.

El ataque militar de Bakú se produjo después de un bloqueo de nueve meses del corredor de Lachin, la única ruta terrestre que une el territorio con el mundo exterior, que dejó a los residentes de Nagorno Karabaj luchando por acceder a necesidades básicas como alimentos, suministros médicos y combustible.

Durante unas tres décadas, la población de etnia armenia ha estado en el centro de un conflicto entre la República de Armenia y Azerbaiyán y, si bien el gobierno ruso había negociado un nuevo alto el fuego después de que una ofensiva de 2020 arrojara importantes beneficios para Bakú, la invasión de Ucrania por parte de Moscú en 2022 limitó la actividad rusa de mantenimiento de la paz y las fuerzas azerbaiyanas poco a poco reforzaron su control sobre lo que quedaba del enclave.

«El ataque coincidió con una profundización de la represión autoritaria dentro de Azerbaiyán. Desde la década de 1990, el gobierno ha implementado políticas que discriminan a las personas de etnia armenia, y a los ciudadanos armenios, así como a sus descendientes, se les prohíbe o enfrentan restricciones la entrada al país», relata Freedom House el transcurso de los acontecimientos, y constata que «la discriminación religiosa y la represión contra los medios independientes y la sociedad civil se han intensificado en los últimos años».

Lo cierto es que la toma de Nagorno Karabaj ha impulsado la popularidad interna del presidente Ilham Aliyev, que gobierna Azerbaiyán desde que heredó el cargo de su padre, en 2003, y genera «temores de que el liderazgo azerbaiyano envalentonado pueda lanzar una invasión a gran escala de la República de Armenia, cuyas fronteras ya han sido violadas».

Desde la UE se intenta revertir la trayectoria de Azerbaiyán hacia Armenia y, en dos informes adoptados el 28 de febrero, el Parlamento Europeo ha condenado el último ataque contra la población de Artsaj, por la que ha exigido sanciones contra el régimen azerbaiyano.

En los informes sobre la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), el Parlamento Europeo ha instado a suspender el Memorando de Entendimiento sobre Energía entre la Unión Europea y Azerbaiyán, como medida de presión, y ha condenado «las políticas de agresión, incluido el ataque militar planeado previamente por Azerbaiyán contra Nagorno Karabaj», remarcando que «este ataque se produce tras meses de hambruna y aislamiento organizados mediante el bloqueo del corredor de Lachin».

El parlamento Europeo subraya también que «las denominadas fuerzas de paz rusas presentes en el lugar no tomaron ninguna medida para impedir o poner fin al bloqueo ni para detener el ataque militar azerí contra Nagorno Karabaj» y «condena el apoyo militar proporcionado por países no pertenecientes a la UE a Azerbaiyán». En esos mismos documentos, el organismo se muestra «seriamente preocupado por las consecuencias para la población civil que equivalen a una limpieza étnica de facto» y reitera su opinión de que «el ataque llevado a cabo por Azerbaiyán no puede quedar sin consecuencias».

Solicita nuevas sanciones contra las autoridades azerbaiyanas responsables de múltiples violaciones del alto el fuego y que la UE suspenda el Memorando de Entendimiento sobre energía y las negociaciones sobre un nuevo acuerdo de asociación con Azerbaiyán.