Los Obama exaltan a los demócratas con una embestida doble a Trump para impulsar a Harris

Siete años y medio después de dejar la presidencia, Barack Obama sigue siendo la figura más popular e influyente del Partido Demócrata y su apoyo es una pieza de caza mayor para cualquier candidato

Obama bromea con los genitales de Trump por su obsesión con el tamaño de los mítines

Convención del Partido Demócrata en Chicago: arranca la fiesta de Kamala

El expresidente estadounidense Barack Obama junto a su mujer, Michelle Obama, en la convención demócrata AFP

Javier Ansorena

Enviado especial a Chicago

Barack y Michelle Obama desataron la locura este martes por la noche -madrugada del miércoles en España- en la convención demócrata en Chicago con dos discursos seguidos y orquestados a la perfección para tratar de tumbar a Donald Trump e impulsar a Kamala Harris ... en su pelea por la Casa Blanca este noviembre. Aunque el rival no estaba delante, ni había guantes ni cuadrilátero, fue un 'uno dos' boxístico en toda regla. Barack directo al mentón, Michelle cruzado a la sien. El expresidente bajando al barro. La ex primera dama, desde las alturas. Los miles de delegados y altos cargos del Partido Demócrata gritaban como fanáticosa, electrizados en las tribunas del United Center, el estadio de los Bulls de la NBA.

«Es un multimillonario de 78 años que no ha dejado de lloriquear sobre sus problemas desde que bajó por su escalera mecánica dorada hace nueve años», dijo el expresidente de EE.UU. sobre su sucesor, que arrancó así su campaña a la presidencia en junio de 2015. «No necesitamos otros cuatro años de bravuconadas y caos», agregó sobre Trump. «Hemos visto esa película y sabemos que la secuela suele ser peor. EE.UU. está listo para un nuevo capítulo, EE.UU. está listo para una historia mejor. Estamos listos para la presidenta Kamala Harris».

Siete años y medio después de dejar la presidencia, Barack Obama sigue siendo la figura más popular e influyente del Partido Demócrata. Su apoyo es una pieza de caza mayor para cualquier candidato. Sus discursos son todavía un acontecimiento insuperable en la política estadounidense. La única persona que compite en su liga duerme a su lado. Y quizá le superó en esta noche de martes en Chicago.

«Hay algo mágico en el aire, ¿no? No solo en este estadio, pero propagándose por todo este país que amamos: un sentimiento conocido que ha estado enterrado demasiado tiempo. ¡Es el poder contagioso de la esperanza», proclamó en el arranque de su discurso, en referencia al entusiasmo demócrata por la candidatura de Harris, después de una ovación estruendosa. «América, ¡la esperanza vuelve a estar de moda!», insistió en referencia a esa 'esperanza' -'hope'- que fue uno de los lemas de la campaña histórica de su marido a la presidencia en 2008.

Michelle Obama y la posibilidad de que un día busque la presidencia de EE.UU. han sido durante años el sueño húmedo de muchos demócratas. Con el creciente cuestionamiento de Joe Biden como candidato este año, su nombre siempre aparecía como una opción desesperada para tratar de retener la presidencia, pese a que ella se ha hartado de decir que no le interesa. Pero su discurso ante el cónclave demócrata le garantiza que van a seguir acordándose de ella cada vez que haya dudas sobre el liderazgo en el partido.

Fue una intervención impecable, con la emoción y la sustancia medidas, con un desempeño empático, convincente y enérgico. Se apoyó en el reciente fallecimiento de su madre -aquí, en Chicago, donde ella se crio-, para trasladar su idea sobre los valores estadounidenses: «Ella estaba feliz de hacer el trabajo poco agradecido y sin glamur que ha reforzado el tejido de esta nación durante generaciones», «creía que si te entregas a los otros, si amas a tu vecino, si trabajas y te sacrificas, serás recompensado; si no tú, quizá tus hijos o tus nietos». Y lo conectó con la nueva candidata demócrata: «Ella y yo hemos construido nuestras vidas en esos mismos valores fundacionales»».

El objetivo central de la convención es impulsar a Harris hacia la presidencia. Ningún espaldarazo mejor hasta ahora que el que le dio la mujer más popular del partido. «Kamala Harris está más que lista para este momento», dijo. «Es una de las personas más cualificadas de la historia para la presidencia. Pero también es una de las que más lo dignifican, lo que es un tributo a su madre, a mi madre y probablemente a tu madre también», señaló al público, arrebatado por el discurso. «Es la encarnación de las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre este país», añadió sobre la hija de inmigrantes de Jamaica e India. «Su historia es tu historia. Es mi historia. Es la historia de la gran mayoría de los estadounidenses que tratan de construir una vida mejor».

Michelle condenó a Trump como figura divisiva y como impulsor de políticas «que solo nos hacen pequeños». «Durante años, hizo todo lo posible para que la gente nos tuviera miedo»; dijo sobre los ataques del expresidente a ella y a su marido, que siempre pronuncia con desdén el segundo nombre de Barack Obama (Hussein) y que diseminó durante años teorías falsas sobre el lugar de nacimiento de Obama (para sostener que no podía optar a la presidencia).

«Su visión limitada del mundo le hizo sentirse amenazado por la existencia de dos personas trabajadoras, muy educadas y exitosas que además son negras», añadió sobre el expresidente. «¿Quién le va a decir que el empleo que busca ahora mismo podría ser uno de esos 'trabajos para negros'?», acusó con gracia, en referencia a una declaración del mes pasado en la que Trump aseguró que los inmigrantes indocumentados «se llevan los trabajos de los negros».

La ex primera dama acabó con una petición transversal del voto para Harris, lo que la candidata necesita para llegar a la Casa Blanca, en un intento de resucitar esa coalición amplia que su marido consiguió en 2008. «Me da igual cómo te identifiques políticamente, que seas demócrata, republicano, independiente o ninguno de ellos», dijo. «Este es el momento de defender lo que sabemos en nuestros corazones que es lo correcto. De defender no solo por las libertades básicas, también por la decencia y la humanidad, por el respeto básico, la dignidad, la empatía. Por los valores que son los pilares de esta democracia».

La telonera dejó el pabellón muy alto. «Yes she can!» ('Sí, ella puede'), le gritaba a Michelle la parroquia enamorada, acordándose el célebre 'Yes we can' ('sí se puede') que creó su marido en 2008. No se puede decir que Barack, la estrella de la noche, encargado de cerrar la segunda jornada de la convención demócrata, estuviera mejor. Pero fue otro gran discurso, con un Obama 'vintage', con una conexión con el público inigualable, que tiró de humor, de emoción, de optimismo y de sustancia para exponer la necesidad de dar la espalda a Trump y abrazar a Harris.

«La gente que decidirá esta elección se pregunta algo muy sencillo: '¿quién luchará por mí? ¿Quién piensa sobre mi futuro, sobre el futuro de mis hijos, sobre nuestro futuro?», sostuvo. «Una cosa está clara: Trump no pierde el sueño por esas preguntas».

Obama, como su esposa, defendió que Harris «está lista para el cargo», pero, entre el entusiasmo generalizado de los demócratas, que se empiezan a creer la remontada ante Trump con la llegada de Harris; ambos no dejaron de exigirles que no se confíen.

«Todavía queda una batalla dura», advirtió ella, «y no podemos ser nuestro peor enemigo». «A pesar de la energía increíble que hemos generado en las últimas semanas, esto va a ser una elección muy ajustada en un país muy dividido», añadió él. «¡A trabajar!».

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