Las autoridades también buscan al cómplice de Brueckner. El alemán Ralph H., fugado desde hace más de un mes, deberá rendir cuentas ante la Justicia sobre «su conexión» con la menor.
En la actualidad, Brueckner está siendo juzgado por delitos sexuales no relacionados con la niña británica (tres violaciones y dos agresiones), que niega. Fue precisamente Busching- quien, en 2017, confesó a la Scotland Yard (la Policía británica), que su amigo le había «confesado» el secuestro de la pequeña Madeleine, quien «no lloró cuando la cogió».
Busching, también en prisión, declaró ante la Justicia hace un par de días y fue preguntado sobre su papel en la investigación de Madelein, detalla la citada cadena de televisión británica. Tan sólo un día antes de esa vista oral, otro declarante -Michael Tatschl (50)- reveló que a Busching le habían diagnosticado cáncer de intestino y que no le queda mucho tiempo de vida.
«Cuando hablamos por teléfono hace cuatro días, hablamos de muchas cosas, incluido de su cáncer. Es bastante maligno. Ha recibido su diagnóstico hace apenas un par de meses«, relató Tatschl, que también conoce a Brueckner. Brueckner también se jactaba delante de éste de robar en apartamentos turísticos de Portugal, mientras los turistas dormían. Como la vez que irrumpió en una vivienda desnudo, para robar, y una niña se despertó y gritó.
Ambos hombres, Tatschl y brueckner, se conocieron hace 20 años, en la zona del Algarve portugués, en una época en la ambos viajaban en furgonetas camper. Les metieron en la cárcel en 2006 por robar combustible. Allí fue donde Brueckner le contó sobre su vida: «Éramos amigos y cómplices en el crimen», define el hombre. Po último, declaró que se alojó a principios de 2006 en la casa que Brueckner tenía alquilada en Praia da Luz, el pueblo donde desapareció Madeleine McCann.
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