El nuevo primer ministro de Francia se enfrenta ya a una crisis política tras una semana en el cargo por la gestión de Mayotte

Bayrou fue nombrado el lunes por el presidente Emmanuel Macron como sexto primer ministro de su mandato, y el jefe de Estado le dio a su viejo aliado la oportunidad de sacar a Francia de meses de crisis política.

El veterano centrista ya había irritado a algunos al insistir en que, a diferencia de algunos predecesores, él mantiene su puesto como alcalde de la ciudad de Pau, en el suroeste del país, incluso mientras se desempeña como primer ministro.

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Juan Pedro Quiñonero | Corresponsal en París

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Bayrou viajó el lunes por la tarde a Pau para presidir la reunión municipal en la que confirmó que continuaría en el cargo que ocupa desde hace una década. Su presencia allí significó que sólo asistió por videoconferencia a una reunión de crisis presidida por Macron sobre la situación en Mayotte, donde se teme que cientos de personas hayan muerto a causa del ciclón Chido.

El presidente de la Asamblea Nacional francesa, Yael Braun-Pivet, miembro del partido centrista de Macron, criticó su viaje a Pau. «Ante una catástrofe de este tipo, que no se había visto en territorio francés desde hace décadas, es importante estar al lado del pueblo. Hubiera preferido que el primer ministro, en lugar de tomar un avión hacia Pau, tomara un avión hacia Mamoudzou«, dijo en una entrevista de radio, refiriéndose a la capital de Mayotte.

La jefa de la facción de extrema izquierda Francia Insumisa en el Parlamento, Mathilde Panot, afirmó que después de «20 años de política de abandono» de Mayotte, Bayrou «no entiende el símbolo» que había enviado al ir a Pau. El diputado de los republicanos (centroderecha) Thibault Bazin afirmó que el consejo municipal podría haber «prescindido» de la presencia de su alcalde «dada la situación en Mayotte y la urgencia de tener un Gobierno lo antes posible para dotar a Francia de un presupuesto lo más rápido posible», pues Bayrou aún debe nombrar a sus ministros.