«Un nido de espías»: el megaproyecto chino en Europa por el que pasan los cables de uno de los centros financieros más importantes del planeta

Este proyecto que tiene un tamaño mayor a la que ya tienen en Washington ya ha sido objeto de disputas geopolíticas en los niveles más altos del gobierno, según informa el 'Financial Times'. Hablamos de un complejo que estaría ubicado en el sitio de la antigua Casa de la Moneda Real, y está proyectado para ocupar 65.000 metros cuadrados.

Una ubicación con vistas a la Torre de Londres, que tendrá cámaras en todas partes y altos muros para tener una fortaleza con tecnología punta y sin puntos ciegos. El gobierno se ha enfrentado a acusaciones de haber flexibilizado su posición pese a las objeciones de su ciudadanía y las advertencias de los expertos. No en vano, la ministra Parlamentaria de Estado de la Oficina de Asuntos Exteriores, Jenny Chapman, admitió ante el Parlamento que era «muy importante que Pekín cumpla con todas las condiciones que pudiera imponerse». Pero añadió que si bien sería «una embajada muy grande», también dijo que «China es un país considerablemente grande con intereses considerables».

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Alexia Columba Jerez

Pekín adquirió el emplazamiento en 2018 e incluía las ruinas de una abadía cisterciense del siglo XIV y 100 apartamentos de cuatro bloques residenciales. Por tanto, no es de extrañar que la idea se haya topado de lleno con la oposición de los vecinos que viven en ese terreno y también inicialmente se encontró con el rechazo de la policía porque temían que la zona se convirtiera en un foco de protestas o de ataques terroristas. Algo que también confirmó un informe de seguridad de Crilly Consulting, que fue encargado por los residentes que se han visto perjudicados por el proyecto.

El plan de esta embajada se ubica en un distrito en el 40% de los residentes de estos bloques son musulmanes, la proporción más alta de cualquier distrito británico. Y la represión de los uigures en el país asiático, que son la minoría musulmana que vive en China, son motivo de debate para la población de esta zona.

Otro aspecto preocupante para los expertos es que por debajo de este lugar pasan cables de comunicaciones altamente sensibles que sustentan el funcionamiento de la City de Londres, que es uno de los centros financieros más importantes del planeta y base de la economía británica. Se situaría entre los centros financieros de la City y Canary Wharf, y cerca de tres importantes centros de datos.

Con este panorama, Boyes se pregunta irónicamente si esta obra es un indicio de la nueva importancia de Gran Bretaña para los planes de Pekín. «Más bien, Reino Unido como parte del club de intercambio de información de los Cinco Ojos (en inglés Five Eyes, una alianza de inteligencia de 5 países: Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos), y un entusiasta de la contención del creciente poder de China, nos hemos convertido en objeto de profundas sospechas. La era dorada de la amistad chino-británica se ha desmoronado. La misión principal de la embajada será espiarnos», sentencia.

Y no es el único en pensarlo. Sus conclusiones van en la línea del ex presidente del Comité de Inteligencia y Seguridad del Parlamento, que escribió a la Inspección de Planificación. «Pekín ha demostrado su voluntad de intentar comprometer las comunicaciones y otras infraestructuras críticas y no se le debe permitir un acceso fácil concediéndole permiso para desarrollar esta ubicación«, señalaba.

«Te tienen vigilado», dice a periódicos como 'The Times' Mark Nygate, tesorero de la Asociación de Residentes de la Corte de la Real Casa de la Moneda. Su vivienda linda con lo que será la superembajada china. Solo una valla y unas macetas lo separan del edificio que albergará a los funcionarios chinos. Y Nygate se queja de que la velocidad de su wifi se ha reducido y su teléfono tiene problemas de conexión.«Han ignorado todas nuestras preocupaciones. Definitivamente somos peones en un juego geopolítico más amplio», declaró Nygate al 'Financial Times'.

A todo ello también se une la preocupación de que los sitios patrimoniales que rodean al proyecto, incluida la Torre de Londres, pudieran sufrir daños potenciales. «No creo haberme sentido tan enojado por nada antes», dijo un jubilado que reside en la zona y que pidió mantener su anonimato a 'The Times'. Mientras otros vecinos señalan que en realidad lo que pretenden es echarlos de sus hogares.

Entre otras cosas les preocupa el precedente de 2020, cuando el consulado chino que estaba en Belfast durante su construcción argumentó que la inmunidad diplomática significaba que el tribunal no tenía jurisdicción sobre el terreno, y esa afirmación fue aceptada por los ingleses.

Volviendo a Londres, la propuesta original del proyecto había sido rechazada dos veces por el Ayuntamiento de Tower Hamlets que es la autoridad local, alegando una cuestión de seguridad. Por entonces, la policía y el inspector jefe de la policía metropolitana, David Hodges, dijo que cualquier perturbación como una manifestación tendría un «efecto grave y significativo no sólo para la zona local, sino también para todo Londres».

Pero en los últimos meses, la prensa británica ha revelado que varios ministros parecen haberse alineado detrás de la última solicitud de planificación de China y el gobierno estableció que caía bajo su potestad tomar la decisión final. Asimismo, la policía dejó de lado sus objeciones, según 'Financial Times' después de examinar un documento técnico de hace tres años encargado y pagado por China.

Además, estos cambios se han ido sucediendo tras el encuentro del primer ministro británico, Keir Starmer, con su homólogo chino, Xi Jinping, al margen de la cumbre del G20 en Río de Janeiro, en noviembre. En una declaración fuera de micrófono captada por los periodistas le dijo al líder chino: «Usted mencionó el edificio de la embajada china en Londres cuando hablamos por teléfono». Starmer aseguró al presidente chino: «Ya hemos tomado medidas y hemos presentado la solicitud. Ahora tenemos que seguir el proceso legal y el cronograma».

«Es algo extraordinario, sin precedentes y absolutamente desesperado», dijo el conservador Kevin Hollinrake. Acusa al gobierno de ceder a la presión china y de presionar a la policía para que cambie su postura.

Otro detalle en torno a este proyecto es que la venta del terreno fue negociada por uno de los colaboradores más cercanos de Boris Johnson, Sir Edward Lister. Ahora, la decisión final está por definir, mientras la inquietud continua entre los residentes, y las acusaciones de presiones diplomáticas continúan. Y es que el historial de la diplomacia china destaca por saber mover ficha de forma inteligente, mientras resuena la famosa frase del escritor estadounidense, Dale Carnegie: «la diplomacia es el arte de conseguir que los demás hagan con gusto lo que uno desea que hagan».