ANIVERSARIO
Nicaragua cumple 43 años de sandinismo con muchos de sus históricos en la cárcel
REVOLUCIÓN SANDINISTA
El sueño revolucionario contra el régimen de Somoza ha terminado con la dictadura de Ortega de corte similar
Francisco villalta
Corresponsal en Managua
Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo no se atreven a convocar a la militancia para que tomen las calles. Por cuarto año consecutivo, los máximos y únicos líderes del sandinismo presiden el acto central del 19 de julio –fecha en la que celebra el ... triunfo de la Revolución Sandinista contra la dictadura de los Somoza– en un circuito cerrado, rodeados únicamente de invitados especiales y de los más fieles seguidores. El círculo escenográfico de esta tarde en Managua es la representación perfecta de un régimen que ha gobernado por catorce años Nicaragua, y que ahora se encuentra más aislado que nunca.
Fuera del circuito se encuentra un país dividido, que vive sus horas más oscuras desde que gobernó con mano dura Anastasio Somoza Debayle –el último de una triada de dictadores–.
El sueño revolucionario que encabezaron los sandinistas en 1979 ha terminado 43 años después en una dictadura de corte similar, sostenida por la represión de la Policía Nacional y la complicidad del Ejército. Este 19 de julio, el régimen ha decidido instaurar su modelo de partido único al despojar a las únicas cinco alcaldías gobernadas por la oposición en el país. La Policía Nacional –controlada por el partido– quitó a los alcaldes de cinco localidades donde el sandinismo jamás pudo ganar una sola elección. Ortega y Murillo no quieren dejar nada al azar.
Y mientras tanto, 190 presos políticos permanecen en las cárceles del régimen, según reportó en junio el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas. Siete de ellos son aspirantes de oposición, encarcelados en una oleada represiva ejecutada entre junio y octubre de 2021 con el fin de garantizar la permanencia de la pareja presidencial en el poder. Ambos se mantienen por un periodo presidencial de cinco años en el que la única certeza es la incertidumbre. Los nicaragüenses atraviesan su cuarto período de recesión económica producida con la crisis sociopolítica y agudizada por la pandemia del Covid-19.
Entre los detenidos en 2021 se encuentran tres viejos camaradas de Ortega: la excomandante Dora María Téllez, el exvicecanciller durante el primer gobierno sandinista Víctor Hugo Tinoco, y el general en retiro Hugo Torres, fallecido el 12 de febrero después de agravar su salud en prisión. Téllez y Tinoco fueron sentenciados a una pena que supera los diez años de cárcel por el delito de «menoscabo a la soberanía nacional». Un 'crimen' que el régimen incorporó en la Ley de Defensa a los Derechos del Pueblo, utilizada como arma represiva contra cualquier crítico de Ortega y Murillo.
La traición de Ortega
El exguerrillero Luis Carrión, uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista en 1979 habla desde el exilio provocado por su antiguo compañero de lucha. Tras la detención de Téllez, Tinoco y Torres, decidió exiliarse en Costa Rica con su familia para proteger su vida. La sensación de Carrión en estos días es de completa desesperanza.
«Siento la tristeza de no haber logrado lo que con tanta sangre, sacrificio y dolor se trató de conquistar a partir de 1979 (cuando cayó Somoza)», dijo a ABC vía llamada telefónica. Carrión agregó que en el país no existe ningún triunfo qué celebrar, y que la fecha está vacía de significado. «Ya no representa para mí lo que era antes», agregó.
El exguerrillero fue uno de los principales comandantes que dirigió las operaciones clandestinas que culminaron con la caída de la Guardia Nacional, dirigida por Somoza. Entre 1979 y 1990 fue el segundo comandante en jefe del extinto Ejército Popular Sandinista (EPS). Posterior a los noventas y tras la fractura del Frente Sandinista con la derrota ante Violeta Barrios de Chamorro, Carrión fue uno de los fundadores del Movimiento Renovador Sandinista (MRS, hoy Unión Democrática Nacional). Ortega jamás perdonaría la disidencia de las figuras más destacadas del sandinismo.
«Ortega no tiene ningún sentido de lealtad ni de respeto por la historia. Ni siquiera por aquellas que le salvaron la vida. Él actúa como un jefe mafioso, que cuando alguien discrepa, lo encierra para torturarlo», expresó el exguerrillero.
En uno de esos vuelcos que da la vida, Hugo Torres ayudó a sacar de la cárcel a un joven Daniel Ortega que fue encarcelado por asaltar un banco. Torres murió por una enfermedad degenerativa que se agravó en la cárcel a sus 70 años. Falleció en las manos de su camarada devenido en verdugo.
«Es una traición. No hay otra palabra. La lealtad es el mínimo sentimiento de agradecimiento» agregó Carrión.
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