Nasrala 'reaparece' en Beirut en el primer aniversario de su asesinato
Ali Daher, responsable de comunicación de Hizbolá, dijo que la conmemoración llevará el lema 'Seguimos fieles a nuestro compromiso'
Líbano, el otro polvorín de Oriente Próximo
Corresponsal en Estambul
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Iniciar sesiónUn año después de su asesinato, la figura de Hasán Nasrala volvió al centro de Beirut. Los seguidores de Hizbolá proyectaron la imagen del exsecretario general del partido milicia chií en la icónica Roca Raouche de la capital libanesa, desafiando al primer ministro, Nawaf ... Salam, quien pidió la detención de los responsables del espectáculo. Nasrala apareció acompañado de Hashem Safieddine, quien estaba llamado a ser sucesor, pero fue también asesinado pocos días después por las bombas de Israel. Este espectáculo de iluminación abrió un calendario de 18 días en los que Hizbolá homenajeará a Nasrala y a los más de 4.000 caídos durante la última guerra en la que Israel descabezó la cúpula del Partido de Dios y arrasó los bastiones chiíes próximos a la frontera.
Ali Daher, responsable de comunicación de Hizbolá, dijo que la conmemoración llevará el lema 'Seguimos fieles a nuestro compromiso' y adelantó que el día 27, a las 18:21, hora exacta de la muerte de Nasrala, se celebrarán vigilias en todo el Líbano, con concentraciones en pueblos y ciudades. «Estaremos unidos en el mismo momento en que cayeron nuestros líderes, para afirmar que su camino continúa en nosotros», explicó Daher en una rueda de prensa celebrada antes de la proyección de las imágenes de los responsables del Partido de Dios en el escenario más icónico de Beirut.
Beirut tembló con el brutal bombardeo de Israel contra el cuartel general de Hizbolá y el temblor se hizo terremoto cuando la milicia chií confirmó de manera oficial el asesinato de Nasrala. Benjamín Netanyahu dio la luz verde a la operación desde la sede de Naciones Unidas y los aviones israelíes lanzaron 80 bombas en cuestión de minutos. El bombardeo acabó con la persona que lideró Hizbolá durante 32 años, quien era mucho más que un líder político porque gran parte de la población chií del país lo veía como un auténtico padre.
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Alto el fuego
La ausencia de Nasrala y los duros golpes sufridos sobre el terreno llevaron a Hizbolá a aceptar un alto el fuego con Israel en noviembre. La milicia, creada por Irán en los ochenta como proxie contra Israel, había comenzado a lanzar cohetes tras el ataque de Hamás del 7 de octubre para obligar al enemigo a diversificar los frentes, pero tuvo que detener sus operaciones. A diferencia de la guerra de 2006, cuando lideró la reconstrucción en el sur, ahora el partido pide al Estado que financie la reconstrucción posterior a la guerra, que aún no ha comenzado.
El siguiente golpe para la milicia llegó con la caída de Bashar al Assad en diciembre. Siria dejó de ser un país desde el que poder meter al Líbano armas y dinero iraníes a través de su porosa frontera.
El asesinato de Nasrallah fue un fuerte clave en Hizbolá y generó muchas expectativas sobre posibles cambios, pero hasta el momento Líbano no ha experimentado una transformación radical. La milicia chií se enfrenta a una dura presión para entregar sus armas, Estados Unidos trata de cortar sus vías de financiación e Israel ataca cada semana objetivos vinculados con el grupo. El enviado estadounidense a Líbano, Tom Barrack, dijo que el Partido de Dios ha estado recibiendo «60 millones de dólares al mes» desde el alto el fuego, mantiene la capacidad de pagar los salarios a los suyos y ayudar a las más de 50.000 familias afectadas en la última guerra.
Pese a la pérdida de sus líderes y las dificultades para mantener la conexión con Irán, Hizbolá sigue apelando a la «resistencia», no ha dado el brazo a torcer pese a su debilidad. «Al igual que su patrón iraní, que aún se aferra a sus ambiciones nucleares a pesar de una serie de derrotas profundamente humillantes, Hizbolá prefiere atrincherarse, absorber los golpes, radicalizar a sus bases y apostar por el tiempo, su único activo. Ninguno de los dos tiene una estrategia de salida viable a medio plazo. Ambos creen que hacer concesiones importantes, especialmente desde una posición de debilidad, equivaldría a un suicidio», apunta el analista libanés de 'L'Orient', Anthony Samrani. En su opinión, el Partido de Dios «no tiene nada más que ofrecer. Algún día, sus partidarios comprenderán que tuvieron una opción, y que eligieron avanzar, ciegos y solos, hacia el abismo».
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