Musk detalla al Capitolio cómo Trump recortará dos billones de dólares

Musk y Ramaswamy, al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), visitaron este jueves el Capitolio para una primera toma de contacto. En varias reuniones a puerta cerrada, expusieron a senadores y diputados de ambos partidos sus planes. Esta visita fue de cortesía, ya que, a diferencia de otros integrantes del equipo de Trump, no formarán parte del Gabinete, no trabajarán en la Casa Blanca y no requieren confirmación del Senado. Su cometido es único: reducir drásticamente el gasto para hacer el vasto gobierno más eficiente y económico. Aunque otros lo han intentado, hasta ahora nadie ha tenido éxito. El presupuesto público de EE.UU. para 2024 asciende a aproximadamente 6,8 billones de dólares, mientras que la deuda pública ha alcanzado un récord histórico, superando los 36 billones de dólares, lo que representa el 123% del PIB estadounidense.

Una de las primeras medidas que Musk y Ramaswamy preparan es la reubicación forzosa de 100.000 funcionarios desde Washington a otras partes de Estados Unidos, lo que representa casi un tercio de los empleados públicos en la capital. En el país hay aproximadamente 2,3 millones de funcionarios, la mayoría trabajando fuera de Washington en aeropuertos, bases militares y hospitales para veteranos de guerra. Sin embargo, el equipo de Trump busca reducir costos mediante alquileres y servicios en ubicaciones más económicas que la capital, además de incentivar dimisiones y bajas voluntarias.

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Los funcionarios que permanezcan en sus cargos enfrentan cambios significativos. Un grupo bipartidista de senadores y diputados ya ha formado un comité de trabajo enfocado en esta comisión de recortes, con algunos demócratas sumándose al esfuerzo. Desde la pandemia, el teletrabajo se ha extendido entre los empleados públicos: solo un 6% trabaja de forma completamente presencial y un tercio lo hace de manera totalmente remota.

El plan también incluye medidas para optimizar el uso de espacios federales y reducir gastos. Entre ellas, se busca obligar a los funcionarios a regresar a las oficinas y a publicar sus agendas laborales. Además, se analizará la ocupación de edificios federales para cancelar alquileres innecesarios, reducir subcontratas de limpieza y vender propiedades públicas no esenciales. Con estas iniciativas, el equipo de Trump espera recortar gastos y transformar la estructura administrativa del gobierno.

Musk y Ramaswamy incluyen en sus recortes gastos considerados excesivos o cuestionables, como 1.800 millones destinados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) a estudios sobre el racismo, incluyendo proyectos específicos como ‘Sanación antirracista en la naturaleza’ (125.000 dólares) y los efectos del racismo en la salud cerebral (516.000). Otros gastos incluyen 28 millones en patrones de camuflaje para el ejército afgano, 1,7 millones para hologramas de comediantes fallecidos y 45 millones para diversidad en Birmania.

La senadora Joni Ernst, republicana de Iowa, propuso varias partidas a añadir a esos recortes, en especial las donaciones a Naciones Unidas. Ernst mantiene que EE.UU. paga las cuotas de membresía más altas a la ONU y contribuye voluntariamente con 15.000 millones de dólares adicionales. La senadora critica, entre otras cosas, un plan de la ONU de 2024 que promueve ayudas económicas para emigrantes, incluyendo un mapa que señala una ruta directa hacia la frontera de EE.UU., y propone un recorte drástico, sobre todo de las tasas voluntarias.

Un punto más delicado es el del gasto de defensa, el mayor en el presupuesto federal junto a los subsidios a personas jubiladas en la seguridad social y el seguro médico. Este equipo mantiene que el Pentágono nunca ha pasado una auditoría y se estima que desperdicia 125.000 millones de dólares anuales en burocracia e ineficiencias. Algunos ejemplos incluyen un posible ahorro de 527 millones de dólares al optimizar centros de distribución y almacenamiento, así como eliminar pagos excesivos, como un aumento del 8.000% en el precio de un dispensador de jabón o 1.220 dólares que costó el diseño de una taza de café portátil que calienta el líquido en los vuelos militares.

Musk y Ramaswamy, el dúo de los recortes, tienen una ventaja: no forman parte todavía del ‘establishment’ republicano. Por ello, algunos demócratas están dispuestos a explorar estos recortes. Por ejemplo, el senador Bernie Sanders, del ala radical del Partido Demócrata, ha dicho que está encantado de apoyar reducciones en defensa.

Esperan también estos asesores de Trump proponer el cierre de varias agencias que consideran superfluas, varias dentro del Departamento de Educación federal, y otras de medios de comunicación estatales que publican contenido pro americano desde hace décadas. En principio, el objetivo de este grupo de austeridad es reducir el gasto en dos billones anuales, de los casi siete billones actuales. Esto deberán lograrlo antes del 4 de julio de 2026, cuando planean desmantelarse. Esa fecha coincide con el 250 aniversario de la Declaración de Independencia de EE.UU..

En su lugar, han realizado un gesto de cortesía al exponer las iniciativas que se avecinan, conscientes de que cualquier esfuerzo por reducir el presupuesto dependerá de la colaboración del Capitolio, que tiene el control de su aprobación. También quieren la colaboración de sus señorías, ya que buena parte de sus recortes afectarán a programas que ellos mismos han defendido o protegido, en muchas ocasiones porque benefician a sus distritos o estados, normalmente con subsidios.

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