Musk complica la ofensiva ucraniana al no querer pagar su conexión por satélite

El sistema es Starlink, un servicio que ofrece acceso a internet a través de pequeñas terminales móviles conectadas con satélites de SpaceX, la compañía espacial de Musk.

Starlink ha sido una pieza decisiva en la resistencia sorprendente del ejército ucraniano ante un enemigo mucho más poderoso y en su contraofensiva de las últimas semanas, en la que ganan territorio a las fuerzas rusas. Los ucranianos lo utilizan como una de sus principales formas de comunicación en el frente, donde buena parte de las infraestructuras están destruidas. Pero también para el seguimiento en directo de sus drones, en labores de inteligencia o en la colocación de sus ataques de artillería. Hay estimaciones ucranianas que apuntan a que la efectividad de sus tropas en el frente caería un 60% sin Starlink.

Musk anunció este viernes en Twitter que su intención es que su compañía deje de financiar las terminales de Starlink. Aseguró que su uso y manutención cuesta a SpaceX unos veinte millones de dólares al mes.

Según el emprendedor tecnológico de origen sudafricano, no espera que le devuelvan los desembolsos realizados en el momento en Ucrania para ayuda a su ejército. Pero defiende que no puede «seguir financiando el actual sistema de forma indefinida y mandar miles de terminales más que tienen un uso de datos cien veces mayor al de un domicilio convencional. No es razonable».

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R. A.

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La decisión de dejar de pagar por un servicio clave para Ucrania en el frente llega en un momento turbio para la implicación de Musk en el conflicto. El multimillonario anunció la donación de miles de terminales de Starlink al comienzo de la guerra, algo que fue celebrado por Ucrania, pero ahora ha irritado al Gobierno de Kiev.

A comienzos de mes, en medio de la contraofensiva ucraniana, Musk presentó en Twitter un 'plan de paz' de trazo grueso y contrario a lo que defiende el Gobierno de Volodímir Zelenski y por lo que se están dejando la vida miles de ucranianos. Su propuesta establece que Crimea sea territorio de Rusia, que Ucrania permanezca como un país «neutral» (es decir, que no pueda sumarse a la OTAN si así lo desean sus ciudadanos) y que las provincias que Vladimir Putin ha anexionado a través de referéndums ilegales decidan sobre su futuro -en Rusia o en Ucrania- en consultas organizadas por la ONU, pero todavía bajo la ocupación del ejército ruso.

La propuesta, que rompe la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, fue aplaudida por algunos aliados de Putin y denostada por el Gobierno de Zelenski. Musk incluyó en Twitter una encuesta sobre si los habitantes de esas provincias limítrofes con Rusia debían poder o no celebrar sus referéndums en esos términos. Zelenski respondió con otra encuesta en la red social en la que preguntaba a sus millones de seguidores si preferían «al Musk que apoya a Rusia o al Musk que apoya a Ucrania».

Otros altos cargos ucranianos fueron más beligerantes con la idea. «'Que te jodan' es mi respuesta diplomática, Elon Musk», escribió el embajador de Ucrania en Alemania, Andrij Melnik.

«Solo seguimos su recomendación», respondió este viernes con sorna Musk en su anuncio de que no quiere seguir pagando por Starlink.

En realidad, pese a que Musk parecía expresarlo así, la intención de dejar de sufragar las comunicaciones ucranianas no es una reacción a la polémica provocada por su plan de paz.

SpaceX ya había mandado el mes pasado al Departamento de Defensa una carta, revelada por la CNN, en la que pedía fondos para Starlink en Ucrania. «No estamos en la posición de seguir donando terminales a Ucranias, o financiar las existentes por un periodo de tiempo indefinido», decía la misiva, que detallaba que hasta el momento SpaceX se había gastado 80 millones de dólares. Exigía al Pentágono que se ocupara de pagar lo que queda de año -120 millones de dólares- y el coste que puede tener para los próximos doce meses, que estimaba en otros 400 millones.

Esa carta, sin embargo, detallaba cómo, frente a lo que ha dado a entender Musk, buena parte de la financiación de Starlink en Ucrania no corría a cargo de SpaceX. Según sus propios números, el 85% de las terminales habían sido costeadas en parte o al completo por EE.UU., Polonia y otros actores. También eran otros los que sostenían el 30% del precio de la conectividad a internet.

En julio, el comandante en jefe de las fuerzas ucranianas, Valeri Zaluzhnii, pidió a SpaceX 6.200 nuevas terminales para su ejército y envíos de otras 500 mensuales para sustituir a las que se destruyen en el frente. La compañía respondió que enviaran esa petición al Pentágono, que ha autorizado más de 15.000 millones de dólares en equipamiento militar para Ucrania desde el comienzo de la guerra.

El Pentágono ha dejado traslucir su enfado con Musk por su gestión de la donación de terminales a Ucrania. «Regala esperanza a millones -dijo una fuente anónima a 'The Washington Post'- y luego deja en manos del Departamento de Defensa la cuenta de un sistema que nadie había pedido pero del que ahora dependen muchos».