«El mundo cree que maté a Maddie, pero no lo hice»: el principal sospechoso de la desaparición de Madeleine McCann defiende desde la cárcel su inocencia

La investigación fue compleja y difícil desde el primer momento e incluso tuvo momentos turbios, como cuando los propios padres de la pequeña, Kate y Gerry, pasaron a ser sospechosos por la policía al encontrarse en el apartamento y coche que alquilaron restos de sangre. También, a lo largo de los años, han surgido teorías de que la pequeña seguía viva: uno de los episodios más recientes fue cuando hace pocos meses una joven exigió ser sometida a las pruebas de ADN porque aseguraba que ella era Madeleine.

El caso dio, con todo, un giro en 2020 cuando la policía hizo público que tenían localizado un preso de 45 años en Alemania, llamado Christian Brueckner y relacionado con varios delitos sexuales, que era sospechoso por la desaparición de la joven porque estaba viviendo en autocaravana en la zona cuando ocurrió todo. Ahora, días después de que se haya rastreado un pantano en Portugal a raíz de la petición de los jueces alemanes, han trascendido cartas del encarcelado en la que defiende su inocencia.

Brueckner, en efecto, ha estado mandando desde entonces cartas para tratar de persuadir al mundo de que él no tuvo nada que ver con la desaparición de Maddie, tal y como ha desvelado el periódico británico Daily Mail. 'El mundo cree que maté a Maddie, no lo hice', confiesa en las misivas, escritas desde la cárcel de Kiel, en el norte de Alemania.

Una de ellas fue enviada pocos días antes del inicio de las búsquedas en el embalse. En ella reafirma su desvinculación con el caso y alega, entre otros motivos, que él estuvo en Praia da Luz en 2006 y no en 2007, cuando ocurrieron los hechos. También recuerda que, según su versión, ninguna prueba científica puede demostrar lo que sospechan de él.

«Dejé la propiedad en mayo de 2006 y nunca volví«, detalla el sospechoso, que durante las cuatro páginas explica su trayectoria y sus movimientos por Europa, dejando claro que apenas conocía gente en la zona y que no tiene »mucho que decir«. Brueckner cuenta también su interés por el fútbol y por el equipo inglés y acaba la misiva deseando »éxitos« a los investigadores.

La carta, de cuatro páginas, acaba con un dibujo de una margarita que está perdiendo los pétalos y a la que acompañan las palabras 'no culpable' y 'culpable'. También pinta un pasillo oscuro de la cárcel en la que está. Los grafólogos consultados por el Daily Mail remarcan que el estilo de Brueckner, con escritos pulcros y en lapiz, muestran un tipo obsesivo y con la realidad distorsionada.