Así es el Mosin-Nagant M1891, el fusil obsoleto ruso que ha revivido en la guerra en Ucrania

Las autoridades soviéticas dejaron de fabricarlo tras la Segunda Guerra Mundial

Los soldados ucranianos se mofan de los «artefactos de museo» que encuentran en las trincheras rusas

Sigue en directo la evolución de la guerra en Ucrania

Fusil Mosin Nagant M91/30 Josiah Purtlebaugh

Cuando a finales del siglo XIX las tropas rusas se enfrentaron al ejército otomano en la Guerra de Oriente, los primeros comprendieron que debían mejorar las armas a su disposición si querían optimizar sus resultados en el campo de batalla. Hasta entonces, utilizaban fusiles monotiro, ... mientras que los turcos los usaban de repitición. Esta necesidad los llevó a probar distintas evoluciones en algunos rifles existentes y terminaron creando el Mosin-Nagant 1891, descatalogado en 1945 y recuperado ahora por los soldados de Vladímir Putin.

Fue el soldado Serguéi Mosin quien en 1889 sugirió emplear un fusil nacional de 7,62 milímetros junto al diseño de 9 milímetros del belga Léon Nagant para crear uno nuevo. El resultado de los ensayos fue un arma nueva, basada en el modelo ruso, pero con el sistema de alimentación del segundo.

Fue el primero en utilizar la munición 7,62 x 54 R, pesaba 4,05 kilos descargado y el cañón tenía una longitud de 80,2 centímetros. Además, contaba con un alcance efectivo de 550 metros y máximo de 1.830, además de un sistema de disparo con cerrojo accionado manualmente. Todo ello haría que se convirtiera en uno de los rifles «más fabricados de la historia».

Así, la primera ocasión en que los soldados utilizaron el Mosin-Nagant 1891 fue en la Guerra Ruso-japonesa en 1904, cuando se habían entregado a las tropas aproximadamente 3.800.000 fusiles al ejército. Desde el comienzo de la fabricación de esta arma hasta 1910, se crearon variantes y modificaciones que incluían el cambio del alza, un cerrojo reforzado debido a la adopción de una bala de 147 gramos, la eliminación del acero detrás del guardamonte, modificaciones en el cañón y se le agregó un guardamano.

Después de esta incursión inicial en los campos de batalla, el Mosin-Nagant 1981 jugó un papel fundamental en la Primera Guerra Mundial. Para proporcionar el armamento suficiente y cumplir con los requerimientos de las tropas, las autoridades rusas se vieron obligadas a recurrir a fabricantes extranjeros para suplir los retrasos de la industria nacional. Una vez puestos en circulación, buena parte de estos fusiles serían capturados por las fuerzas alemanas y austrohúngaras.

Durante la Guerra Civil Rusa, entre 1917 y 1923, el fusil seguía en producción, aunque en cantidades muy reducidas, y en 1924 se creó un comité para modernizarlo tras más de tres décadas de servicio. En 1932 se consagró a los francotiradores, que lo utilizarían en la Segunda Guerra Mundial, donde destacó por su resistencia, fiabilidad, exactitud y facilidad de mantenimiento, especialmente en la Batalla de Stalingrado.

Ya en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética dejó de producir los Mosin-Nagant y los retiró del servicio a favor de las carabinas SKS y de los fusiles de asalto AK. A pesar de quedar descatalogados entonces, el Bloque del Este y algunos otros países continuaron usándolos durante varias décadas, hasta que ahora los han rescatado las tropas del Kremlin en la guerra en Ucrania.

Precisamente la utilización de un fusil obsoleto por parte de las tropas de Putin ha desatado las burlas de los soldados ucranianos, que se han mofado de los «artefactos de museo» incautados.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios