El misterio de Melania y los papeles de Trump

El 30 de mayo de 2022, una mujer no identificada, miembro de la familia Trump, le escribió al asistente personal de Trump, Walter Nauta, también imputado, en su caso por mentir al FBI:

«Vi que colocabas cajas en el cuarto del [presidente]. Para que sepas y se lo diré a él también: no sé cuántas cajas quiere llevarse el viernes en el avión. Pero no tenemos espacio para ellas. El avión estará lleno de maletas. Gracias».

Nauta, que preparaba la mudanza desde Florida a Nueva Jersey para la temporada de verano, le dijo a ese miembro de la familia:

«Buenos días, señora. Gracias. Creo que él quiere revisarlas y elegir. No creo que se vaya a llevar las cajas. Me dijo que las pusiera en el cuarto y que iba a hablarlo con usted«.

Es decir, alguien, con acceso a los aposentos de Trump en su mansión en Mar-a-Lago sabía de los documentos secretos, y era consciente de que Trump los iba seleccionando para llevárselos a otras residencias.

Este intercambio se dio un día antes de que un abogado de Trump debiera buscar los documentos clasificados exigidos por el gobierno. Según las pruebas esgrimidas por la fiscalía, Trump supuestamente pidió a Nauta que retirara 64 cajas de sus almacenes y las llevara a su residencia privada, lo que significa que no estarían donde el abogado las iba a buscar.

Las opciones de alguien con esa intimidad con Trump se reducen a dos principales: su mujer, Melania, y su hija, Ivanka. Sin embargo, esta última marcó distancias desde el saqueo del Capitolio y ha filtrado debidamente a la prensa que no quiere tener nada que ver con este escándalo de los documentos. El viernes, ABC News dijo tener indicios de que esa mujer era, de hecho, la ex primera dama.

Melania Trump, por su parte, ha filtrado por medio de sus colaboradores a Page Six, la biblia del cotilleo neoyorquino, que está al lado de Donald. «Está acostumbrada, ambos ya saben cómo lidiar con estas situaciones», dijeron fuentes cercanas a ella a esa sección del diario New York Post.

Esto explicaría también que en agosto de 2022, dos meses después de esa conversación, el FBI registrara el armario de la ex primera dama durante una redada en Mar-a-Lago, lo que enfureció a Donald Trump, según informó una fuente anónima a Politico. Fue entonces cuando los agentes se incautaron de alrededor de 20 cajas de papeles, incluyendo 11 legajos marcados como de alto secreto o sensibles.

La cuestión ahora está en cuánto sabía la primera dama, y qué información tenía de esos posibles delitos de su marido de los que le acusa la fiscalía.

Años después de su salida de la Casa Blanca, se sabe ahora que Melania Trump estaba mucho más presente en foros de decisión presidencial de lo que se sospechaba. La prensa la tenía por alguien ausente, distante, desinteresada. Sólo aparecía en actos de gala y alguna recepción de su marido. Su prioridad aparente fue organizar la decoración de navidad, rehacer el rosal frente al Despacho Oval y construir un recinto de tenis entre la piscina y el huerto del patio trasero.

Esa imagen era, a tenor de lo que se sabe ahora, errada. En un libro publicado este año por el ex secretario de Defensa en funciones Christopher Miller, se revela que Melania Trump estuvo en la sala de crisis de la Casa Blanca durante la redada contra Estado Islámico de 2019 que permitió la muerte del entonces líder del grupo terrorista, Abu Bakr al-Baghdadi. Según Miller, Melania estaba allí con el presidente, el vicepresidente Mike Pence, el secretario de Defensa Mark Esper y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley.

Escribe Miller en sus memorias: «Su presencia fue inesperada, por decirlo de algún modo. Me pregunté qué diría la prensa si se supiera que la primera dama había aparecido para observar una importante operación militar».

Según el libro, Melania también decidió cómo comunicar la misión. «Deberías hablar del perro», le aconsejó al presidente. «A todo el mundo le gustan los perros». Siguiendo el consejo de su esposa, Trump elogió al perro militar, llamado Conan, quien jugó un papel crucial en la operación.

Melania Trump es la única primera dama desde 1829 que no es estadounidense de nacimiento. Nacida el 26 de abril de 1970 en Novo Mesto, Eslovenia (entonces parte de Yugoslavia), Melania Knavs comenzó su carrera como modelo a una temprana edad. Trabajó en Milán y París antes de mudarse a Nueva York en 1996. No fue hasta 2001 que obtuvo su tarjeta de residencia permanente. Conoció a Donald Trump en una fiesta de la Semana de la Moda de Nueva York en 1998 y se casaron en 2005. Se convirtió en ciudadana de los EE.UU. un año después.

Al llegar a la Casa Blanca, Melania parecía tener poco interés por la política y la gobernanza. Desde luego, menos que Ivanka Trump, que junto con su marido, Jared Kushner, se convirtió en asesora especial de su padre con despacho en el Ala Oeste. La prensa y los programas televisivos gustaban de retratarla como una víctima, alguien que secretamente odiaba a su marido, que quería huir de él.

Sin embargo, a tenor de unas grabaciones filtradas en 2020 por una ex empleada y ex amiga, Melania Trump sabe muy bien quién es su marido, le apoya, y detesta tanto como él a los medios generalistas y a los demócratas.

Trump se enfrenta a 37 cargos penales que incluyen retención deliberada de información crítica para la defensa nacional, conspiración para obstruir las investigaciones de la justicia, ocultación de un documento en una investigación federal y falsedad documental.

Los fiscales mantienen que conspiró para retener algunos documentos en desafío a una orden legal para devolverlos, mientras los almacenaba de manera insegura en su mansión mientras decenas de miles de invitados y huéspedes pasaban por allí.