El presidente Arce frustra un intento de golpe de Estado militar en Bolivia

Ciudadanos y organizaciones sociales temían un golpe de Estado después de que los militares armados tomaran los alrededores, donde funcionan la oficina presidencial y otras autoridades nacionales. El hasta el pasado martes comandante general del Ejército en Bolivia, el general Juan José Zuñiga, ingresó a Palacio de Gobierno por la fuerza, con un tanque, para reunirse con Arce. Zúñiga llegó a las inmediaciones bordo de una tanqueta y a la cabeza de militares encapuchados.

La Policía militar cercó plaza Murillo en medio de enfrentamientos con algunas autoridades ministeriales, lanzando gas a civiles y prensa.

Zúñiga estuvo cerca de diez minutos en el interior de palacio de gobierno y luego salió sin dar declaraciones. Antes de ingresar, declaró a la prensa: «Va haber un nuevo gabinete de ministros. Estamos mostrando nuestra molestia. Es deber, es obligación del soldado de la patria, que sus Fuerzas Armadas, de su Ejército, que ha parido esta patria, que la ha forjado, recuperar esta patria. Basta de destrozar, basta de empobrecer, basta de humillar a nuestro Ejército». También indicó que las Fuerzas Armadas pretendían «restablecer la democracia» y anunció la liberación de «presos políticos» como el gobernador del departamento de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y la expresidenta Jeanine Añez, entre otros.

Por su parte, el presidente Arce, a través de mensajes en su cuenta de Twitter, había expresado antes de los hechos su preocupación frente al movimiento irregular de unidades militares. «La democracia debe respetarse», escribió.

Aproximadamente dos horas después de haber tomado plaza Murillo, ante amagos de enfrentamientos con organizaciones sociales que respaldan el Gobierno, las fuerzas armadas se retiraron y Arce posesionó a su nuevo Alto Mando Militar, quedando confirmada la destitución de Zúñiga.

Con esa acción, Arce frenó el golpe de Estado. Sin embargo, todavía quedaba alarma en las calles, y en algunas ciudades se anunciaban bloqueos y los mercados se llenaron de gente para abastecerse de alimentos y productos de primera necesidad. Por su parte, el paradero del general Zúñiga se desconocía en la noche del miércoles.

El presidente Arce, por su parte, salió a plaza Murillo para transmitir un mensaje da calma.

Un par de horas después era comunicada la detención de Zúñiga, quien antes de ser llevado a dependencias policiales declaró que fue el propio presidente Arce quien le ordenó sacar las tanquetas a la calle y «preparar algo... para levantar su popularidad». El general detenido aseguró que «todo fue planificado entre el pasado domingo y el lunes».

La pasada jornada hubo rumores en distintos medios informativos bolivianos acerca de si Zúñiga había sido relevado del cargo, tras sus polémicas declaraciones afirmando que el expresidente Evo Morales no estaba habilitado para ser presidente y que, incluso, podía detenerlo. En reiteradas ocasiones, Morales acusó a Zúñiga de utilizar al Ejército en planes en su contra y este miércoles, mediante su cuenta de redes sociales, convocó a una movilización nacional frente a «golpe de Estado que se gesta a la cabeza del Gral. Zúñiga», indicó.

Por otro lado, algunas organizaciones sociales manifestaron su respaldo a la democracia y, sobre todo, a favor de Arce. Durante una rueda de prensa, dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) se pronunciaron, indicando que tomarán medidas frente a las acciones de las Fuerzas Armadas del país. «Rechazamos contundentemente el actuar anticonstitucional, sedicioso y antidemocrático de las Fuerzas Armadas del Ejército, que está tomando por asalto la democracia y a nuestro gobierno constitucional. Ante este hecho flagrante, la COB insta a estos grupos, que pretenden consumar este delito, que dejen sin efecto su actuar terrorista ante la democracia nacional». De no ser escuchados, amenazaron con convocar una huelga general indefinida a partir del día de este miércoles.

El conflicto se desarrolló, además, en un contexto en el que gremiales y transportistas están movilizados por desabastecimiento de gasolina y dólares, y en el que advierten sobre una crisis económica en el país sudamericano. Estos últimos acontecimientos generaron gran zozobra entre los ciudadanos bolivianos, que se abastecen también de combustible y de dinero en efectivo.