Mike Pence testifica sobre Trump mientras decide su candidatura a 2024

Pence fue interrogado esta semana ante el gran jurado convocado por el fiscal especial Jack Smith, encargado de investigar la campaña de Trump para quedarse en el poder pese a su derrota en las presidenciales de 2020.

Su comparecencia se celebró después de un proceso tortuoso de meses, en el que Pence trató de hacer equilibrios entre cumplir con sus obligaciones y no cabrear a Trump y a su electorado, el gran grupo de poder dentro del partido republicano actual.

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Pence se negó a testificar ante el comité de la Cámara de Representantes que investigó el año pasado el papel de Trump en ese intento por dar la vuelta a los resultados y en el asalto violento al Capitolio que fue el broche de esa campaña.

Ello a pesar de que hay pocos que tengan más que contar que Pence sobre aquellos episodios. Durante semanas, sufrió presiones abundantes de Trump y de su entorno para tomar decisiones que ayudarán al entonces presidente a quedarse en la Casa Blanca. Pence, como todo vicepresidente, presidía el Senado y la exigencia de Trump era que detuviera el 6 de enero la certificación en el Congreso de los resultados que daban ganador a Biden.

Pence se convirtió entonces en enemigo del 'trumpismo'. «Quedarás como un pelele», le advirtió Trump en la mañana del 6 de enero, según Pence relató en unas memorias. «Si lo haces», le dijo sobre su negativa a evitar la certificación, «cometí un gran error hace cinco años», añadió sobre su elección para el 'ticket presidencial'.

En realidad, Trump y Pence siempre fueron una extraña pareja. Trump, un ligón irredento casado en terceras nupcias con una modelo eslovena, le eligió para tranquilizar y convencer al electorado conservador tradicional sobre sus intenciones. A Pence la vicepresidencia le facilitaba el acceso a la Casa Blanca en el futuro.

La 'traición' de Pence por no seguir sus exigencias -que le hubieran hecho violar la constitución y, con probabilidad, acabar procesado- le convirtió en un enemigo del 'trumpismo'. '¡Mike Pence a la horca!', gritaba la turba de seguidores de Trump que entró en el Capitolio, mientras el presidente le atacó en Twitter, asegurando que no tuvo el «coraje» para «hacer lo que había que hacer».

El año pasado se supo que negociaba con el Departamento de Justicia para testificar sobre aquella campaña, pero acabó en nada. Finalmente, el fiscal Smith le envió el pasado febrero un requerimiento para su interrogatorio ante el gran jurado. Pence lo peleó en parte -sus abogados defienden que sus conversaciones como presidente del Senado están protegidas- y Trump ha tratado por todas maneras que no se produzca, defendiendo que todas sus conversaciones con el evicexpresidente están protegidas por privilegio ejecutivo.

Por fin, tras varios recursos denegados, Pence acudió a Washington este jueves y compareció durante casi cinco horas. El contenido de su testificación es secreto y no se han filtrado detalles. De forma pública, el exvicepresidente siempre ha compensado las críticas a las acciones de Trump -dijo que su retórica fue «temeraria» y que puso en peligro su vida, la de sus familiares y las de otros congresistas» con dudas sobre la responsabilidad criminal de Trump: «No sé si es algo criminal escuchar malos consejos de tus abogados», dijo en una entrevista en NBC para disculpar al expresidente.

Su testimonio ante el gran jurado, en cualquier caso, llega en un momento crítico para Pence. Con un Trump disparado en las encuestas tras su reciente imputación y arresto en Nueva York, tiene que decidirse sobre si presentarse o no a la presidencia. Ya ha dicho que, si lo hace, será pronto, antes del final de junio. De momento, apenas tiene apoyos en los sondeos, apenas un 6%.