Estos operativos se realizan en sintonía con la justicia electoral que desempeña un papel clave porque en México es habitual que cuando tienen lugar elecciones si se registran irregularidades o se rompe la cadena de custodia de las urnas, los jueces electorales ordenen que la votación se haga nuevamente.
Esta situación incrementa sus oportunidades si el resultado de la votación es ajustado. Por ejemplo, en la Ciudad de México, donde la contienda parece ajustada, podría darse la posterior judicialización de la elección. Por esto los partidos políticos contratan, para la jornada electoral, batallones de abogados.
En los últimos días los militares han estado vigilando la impresión y el traslado de papeletas electorales para los comicios. Se trata de la mayor convocatoria electoral de la historia del país, una jornada en la que más de 98 millones de ciudadanos están llamados a depositar su voto en las urnas.
La campaña mexicana, en la cual se eligen a más de 20.000 cargos, ha sido la más violenta de la historia con más de 40 candidatos asesinados y cientos de allegados y familiares víctimas de delitos de secuestro, extorsión y asesinato.
En procesos anteriores ha sido frecuente que el día de la elección los cárteles de la droga o bien siembran terror para que la gente no acudiera a votar -y así utilizar el abstencionismo en sus objetivos-, o, por el contrario, los narcos llevan a la fuerza a la gente a los centros electorales y les indican a quien deben votar.
En la convocatoria electoral de este domingo se prevé la presencia de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), así como también de otros organismos multilaterales.
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