Al menos 81 muertos tras una riña entre presos en una cárcel de Chile

La cárcel de San Miguel fue construida para albergar a un máximo de mil personas. Sin embargo, en el momento de la tragedia había 1.960 reclusos, casi un 90 por ciento más de su capacidad. Sólo en la llamada Torre 5, donde comenzó la riña que acabó en un incendio al volcarse un hornillo que quemó colchones y ropa, había más de 400 reclusos. Ochenta y uno de ellos murieron carbonizados o por asfixia en el cuarto piso. Otros catorce presos permanecen en estado muy grave en distintos hospitales.

Casi 40 minutos después del comienzo del incendio, diez dotaciones de bomberos llegaron a la cárcel. Pero sólo pudieron combatir el fuego desde el exterior, ya que los funcionarios de la prisión no abrieron las puertas para el acceso de los vehículos. «A los bomberos no los dejaron entrar para que pasaran primero los (grupos) antidisturbios. Ellos comenzaron a golpearnos y después de una hora nos dejaron salir», relató uno de los reclusos supervivientes en conversación telefónica con el canal estatal TVN. Más de 200 reclusos fueron evacuados a los patios de la prisión.

Mientras, centenares de familiares que se agolpaban en la puerta principal pedían a gritos información sobre la identidad de los muertos y heridos. Las dificultades de identificación de los fallecidos, la mayoría carbonizados, obligaron a las autoridades a entregar listas de reclusos que estaban vivos y a salvo, lo que provocó aun mayor confusión.

La tensión creció por momentos. Los familiares de los reclusos se enfrentaron con piedras a la Policía y atacaron a algunas autoridades que llegaron a la prisión. Durante toda la jornada, funcionarios del Ministerio de Justicia fueron dando a conocer los nombres de los fallecidos a pequeños grupos de familiares.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, desde el hospital «Posta Central» de Santiago, donde estaban ingresados algunos de los heridos más graves, anunció una reforma del sistema penal. «No podemos seguir viviendo con un sistema carcelario que es absolutamente inhumano», dijo el gobernante. Piñera agregó que «la cifra (de víctimas) podría aumentar, porque hay heridos de gravedad». En un principio, cifró los muertos en 83, cifra que fue corregida más tarde por el director de Prisiones, Luis Masferrer.

Piñera aseguró que esta «tremenda y dolorosa tragedia» obedece al grave hacinamiento que sufren los penales chilenos, que atribuyó a la herencia de los gobiernos anteriores. «En Chile tenemos 53.000 reclusos que están internos, es decir, privados de libertad, de un total de 108.000 reclusos. El grado de hacinamiento en nuestras cárceles supera el 70 por ciento. En algunas, como es el caso de San Miguel, más de 90 por ciento y en la Penitenciaría donde estuve con el ministro de Justicia (Felipe Bulnes), más del 200 por ciento», precisó el mandatario. Destacó además que la Justicia ha abierto una investigación sobre este incendio que ha causado la mayor cantidad de muertos en la historia del sistema penal chileno.

Además del origen de la tragedia, el fiscal Alejandro Peña deberá determinar cómo reaccionaron los funcionarios de prisiones y la labor de los bomberos. Según denunció el presidente de los funcionarios de prisiones, Pedro Hernández, sólo cinco guardias estaban de servicio, a cargo de los 1.960 presos. Piñera desestimó la denuncia: «Había 26 gendarmes (funcionarios) en el perímetro exterior y otros seis en el interior, lo que, por supuesto, no es suficiente».