Meloni defiende su medida contra la delicuencia juvenil: «No son solo normas represivas, sino también de prevención»
La oposición italiana, muy crítica, manifestó que luchará contra algunas medidas
El 'plan Meloni' contra la violencia juvenil: condenas como adultos y retirada de custodia a los padres
El 'decreto Caivano' contra la delincuencia juvenil tiene todas las apariencias de ser una medida «con normas prevalentemente represivas», reconoció incluso la primera ministra, Giorgia Meloni. Sin embargo, la líder de Hermanos de Italia apuesta por el efecto preventivo: «No son solo normas represivas, ... sino también de prevención, porque si la utilización de menores en prácticas delictivas se ha extendido espectacularmente en los últimos años en las prácticas delictivas –afirmó Meloni–, esto se debe claramente a que la criminalidad organizada los ha usado sabiendo que no habría habido consecuencias particulares». De esta manera, «hemos llegado a la paradoja de que, para no penalizar a los menores, los hemos expuesto más a riesgos –añadió la primera ministra–. Los delincuentes se han protegido con los menores y queremos poner fin a esto«.
El 'decreto Caivano' ha suscitado un sinfín de reacciones, creándose un fuerte debate en un momento de indignación y desconcierto de la opinión pública por una serie de graves delitos cometidos por jóvenes. Algunos expertos, y quienes luchan contra la criminalidad, aplauden las medidas. Es el caso del párroco de Caivano, Maurizio Patriciello, con escolta permanente por estar amenazado por la camorra. Por su invitación, Meloni fue a Caivano la semana pasada. «No se pueden cerrar los ojos cerrados.
Los problemas se afrontan. Junto a las normas hay que tender la mano a estos jóvenes y comprender su malestar. Si faltan los padres, el Estado debe hacerse cargo con profesores, policías y trabajadores sociales. Los policías y carabineros son bienvenidos y quien diga lo contrario se equivoca, pero no se puede creer que sean la solución a todo«, afirma el párroco anticamorra.
Rechazo a la medida
El exmagistrado magistrado Gherardo Colombo rechaza en cambio la idea de más cárceles para los menores: «En determinadas zonas y para la criminalidad, la prisión constituye un título de mérito en una carrera delincuente. Deberíamos insistir en el otro camino, el cultural». En cuanto al encarcelamiento de los padres para frenar el abandono escolar, Colombo declara al 'Corriere della Sera' que «el problema no se resuelve imponiendo penas a los padres, sino examinando cuáles son las condiciones de la familia y por qué los niños no van a la escuela».
Massimo Ammaniti, neuropsiquiatra infantil y uno de los mayores expertos en la edad evolutiva, explica cómo la experiencia clínica sobre la delincuencia juvenil, así como regulaciones similares adoptadas en otros países, han demostrado ser inadecuadas para curar esta plaga, que ciertamente existe. «En la mayoría de los casos –afirma Ammaniti– los adolescentes afiliados a estas bandas juveniles viven en un contexto degradado, en familias con un alto índice de desempleo y violencia, incapaces de representar una guía para sus hijos y motivarlos a asistir a la escuela».
Ammaniti que para abordar la delincuencia juvenil y la 'baby gangs', sirve hoy lo que sostuvo el célebre juez Giovanni Falcone para combatir el mundo de la mafia: «Hay que entrar en la forma de pensar de los mafiosos, en sus comportamientos y sus códigos. La represión no es suficiente, hay que intentar erradicar la cultura mafiosa que los rodea y que les garantiza complicidad, silencio y apoyo».
La oposición manifestó que luchará contra algunas medidas y fue muy crítica con estas palabras del líder de la Liga, Matteo Salvini: «El chico de 14 años que anda con un cuchillo o una pistola, si se equivoca, si mata, roba o vende droga, debe pagar como una persona de 50 años». Para la senadora de la Alianza Verde y de la Izquierda Italiana, Ilaria Cucchi, «aumentar las penas para los menores es una pura locura». La Garante para la Infancia y la Adolescencia, Carla Garlatti, destacó que «no se puede simplemente tener un enfoque represivo; el menor que comete errores ciertamente debe ser castigado, pero esto no es suficiente. Es necesario ante todo invertir en prevención, fortaleciendo las intervenciones educativas».