Marruecos «inventa» la «represión híbrida»
Human Rights Watch denuncia las tácticas represivas que usa el país del Magreb para silenciar a las voces disidentes y ahuyentar a todos los posibles críticos
Corresponsal en París
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Iniciar sesiónHuman Rights Watch (HRW) y los emigrantes residentes en Francia que vuelven de vacaciones a Marruecos, este verano, han hecho el mismo descubrimiento: SM Mohamed VI ha «descubierto» el método de «control social» más duro, eficaz y temible: la «represión híbrida».
En un ... informe de titulado 'They'll Get You No Matter What: Morocco's Playbook to Crush Dissent' ('Te atraparán pase lo que pase: el libro de tácticas de Marruecos para reprimir la disidencia'), HRW escribe: «Hemos podido descubrir y documentar una serie de tácticas que, cuando se utilizan conjuntamente, conforman un ecosistema de represión, con el objetivo no solo de silenciar las voces disidentes, sino de ahuyentar a todos los posibles críticos. Las estrategias incluyen juicios injustos y largas penas de prisión por cargos penales no relacionados con la expresión, campañas de acoso y desprestigio en medios de comunicación afines al Estado y la persecución de los familiares de los disidentes. Voces críticas del Estado también han sido sometidas a vigilancia mediante video y medios digitales, y en algunos casos a intimidaciones y agresiones físicas que la policía no ha investigado adecuadamente«.
Lama Fakih, directora de Oriente Medio y Norte de África de Human Rights Watch, comenta las conclusiones del estudio, realizado durante los últimos doce meses, de este modo: «Las autoridades utilizan un manual de tácticas turbias para reprimir a la disidencia mientras se esfuerzan por mantener intacta la imagen de Marruecos como país respetuoso con los derechos. La comunidad internacional debería abrir los ojos, reconocer la represión como lo que es y exigir que cese inmediatamente».
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HRW es una organización no gubernamental de reconocido prestigio, especializada es la defensa de los derechos del hombre y el respeto de la Declaración universal de los derechos del hombre, consagrada internacionalmente en 1997, cuando le fue concedido el premio Nobel de la paz. Sus informes anuales son recibidos como modelos anónimos en materia de objetividad e investigación objetiva, avalada por un trabajo documental muy sólido.
«Manual de tácticas turbias»
En el caso de su informe sobre el dudoso estado de los derechos del hombre más elementales, en Marruecos, destaca por su sofisticación argumental. Mohamed VI, su corte y autoridades puestas a su servicio personal, han introducido unos mecanismos de represión que, sin ser inéditos, asombran por su nuevos e híbridos mecanismos de control y represión social.
La policía política marroquí ha puesto en marcha nuevas formas de «vigilancia». Formalmente, la legislación marroquí no «discute», incluso «autoriza», la expresión de distintos puntos de vista. En la práctica, periodistas, disidentes, sindicalistas, no son acusados por sus acciones u opiniones: se utilizan contra ellos presuntos «delitos», nunca investigados, como adulterio, pederastia, homosexualidad, agresiones sexuales, blanqueo de dinero, trata de seres humanos…
En muchos casos, tales acusaciones solo reposan en «sospechas» o «presunciones» que comportan, automáticamente, la degradación social de los acusados. La vida diaria y familiar de una mujer acusada de adulterio por la policía política, con razón o sin ella, es condenada a la picota moral. Los hombres o mujeres acusados de homosexualidad sufren del temible ostracismo de una sociedad «rigorista», en el peor sentido religioso del términos. Un activista político acusado de blanqueo de dinero puede ser encarcelado con delincuentes comunes, con posibles riesgos para su integridad física.
La diáspora marroquí en Francia, y Europa, los marroquíes que se instalaron en París, Bruselas y otras capitales francesas y europeas, hace años, ya conocían el proceso revelado por HRW, pero están descubriendo sus dimensiones más dramáticas este verano.
La diáspora marroquí en Francia
En Francia viven millón y medio de inmigrantes marroquíes. Muchos de ellos, los que pueden, visitan su patria natal durante las vacaciones veraniegas. Tras la pandemia y un par de años de incertidumbres, las decenas de millares de inmigrantes que vuelven a Marruecos, este verano sufren, al mismo tiempo, las consecuencias alarmantes del incremento llamativo del precio de los combustibles, cuando muchos familiares y conocidos son víctimas directas o indirectas de la nueva represión «híbrida».
En Marruecos, muchas familias vivían de los giros y transferencias bancarias de sus familiares instalados en Francia. Tufik Laroui (nombre falso), padre de cuatro hijos, comenta el drama de este modo: «Mi hermana ha sido acusada de adulterio. Una catástrofe familiar. Han destruido su matrimonio. Su marido no cree en absoluto las acusaciones. Pero la situación se ha hecho imposible entre los amigos y familiares. Ella ha perdido su trabajo. La situación está amargando la vejez de mis padres, que no tienen recursos propios. Son musulmanes piadosos. Respetan al Rey, pero no comprenden nada. Mi mujer tiene miedo de este viaje. Teme por nuestra seguridad, como familiares de una mujer acusada injustamente».
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