La vida de película de Mark Kelly, senador por Arizona: piloto de combate, astronauta y experimento científico

Piloto naval de formación desde que se graduó con honores en ingeniería naval y ciencia náutica en la Academia de la Marina Mercante de Estados Unidos, obtuvo una maestría en ciencias en la escuela de aeronáutica de la Escuela de Posgrado Naval. Tenía claro que su futuro estaba en los cielos... y más allá.

A finales de los 80 se hizo piloto y estuvo asignado al escuadrón de ataque 115 en Atsugi (Japón), antes de ser desplegado en dos ocasiones en la Guerra del Golfo a bordo del USS Midway. Desde ahí participó en 39 misiones de combate dentro de la Operación Tormenta del Desierto y se ganó el respeto unánime de todo el ejército, hasta que en 1996 ingresó en la NASA. Pero no lo hizo solo.

Mark Kelly siempre estuvo acompañado por una persona igual a él... literalmente: su hermano gemelo Scott, con el que compartió no solo infancia sino también carrera militar. Ambos entraron en el programa espacial en 1996 y se abrió un mundo de posibilidades.

Una de las cuatro misiones en las que participó Kelly estuvo a punto de acabar con su carrera: su esposa, la congresista Gabby Giffords, fue tiroteada en Tucson en un intento de asesinato fallido. Era 2011 y estaba a punto de embarcar en su tercera misión en el espacio, la STS-134, que es a día de hoy la penúltima misión del Programa del Transbordador Espacial de la NASA y el último del histórico Endeavour tras 25 lanzamientos. Kelly, pese a lo sucedido con su mujer, decidió seguir adelante. Fue su último ascenso, dando por finalizada su carrera espacial... pero no su aportación al estudio del espacio.

La NASA se dio cuenta de que tanto Mark como su hermano Scott permitían hacer un experimento con el que soñaban desde la misma creación de la NASA: ¿cómo afectan los viajes espaciales al cuerpo humano? Así, idearon un sencillo pero efectivo plan. Entre marzo de 2015 y marzo de 2016, durante prácticamente un año, mandaron a Scott al espacio mientras Mark se quedaba en la tierra. Ambos fueron sometidos a todo tipo de estudios, tanto físicos como psicológicos, con el objetivo de establecer patrones que pudieran usarse en futuras misiones de colonización.

Los resultados de aquel estudio fueron muy reveladores: genéticamente, Scott y Mark Kelly mostraban diferencias destacables a nivel genético, ya que el primero (el que estuvo en el espacio) sufrió cambios en sus cromosomas (lo que, en última instancia, podría incrementar el riesgo de desarrollar cáncer), se le engrosó la retina y la arteria carótida e incluso se le detectó un ínfimo deterioro cognitivo en comparación a su hermano. Cuando Scott regresó a la Tierra, más del 90% de los genes regresaron a su estado normal, pero otros no y es más que razonable pensar que ya no cambiarán.

Mark Kelly comenzó a encaminar sus esfuerzos a fomentar su carrera política. Su exposición mediática y su estrecha relación con el presidente Barack Obama y su esposa Michelle, amén de la propia experiencia de su mujer, le permitieron encaminar sus pasos hacia la política.

En 2020 ganó la elección especial al senado en Arizona, permitiendo que el estado tuviera dos senadores demócratas por primera vez desde 1953. Entonces se convirtió en el cuarto astronauta retirado en ser elegido para el Congreso, después de John Glenn, Harrison Schmitt y Jack Swigert.

Tras su reelección ahora, Kelly afrontará su primer curso político completo. Su intención, de momento, no pasa de ahí aunque su nombre ya aparece en algunas quinielas presidenciales para un futuro no muy lejano. Piloto de combate, astronauta, senador... ¿y presidente de Estados Unidos?