Juegos de guerra navideños en Corea

Durante algo menos de una hora, 800 soldados surcoreanos han llevado a cabo unas maniobras militares que habían vuelto a disparar la tensión por los ejercicios con fuego real en los montes de Pocheon, a sólo 30 kilómetros de la frontera con el Norte en el Paralelo 38. Durante los mismos, presenciados por unos 800 invitados, cazas F-15K y KF-16, tanques K-1, helicópteros AH-1S y cañones autopropulsados de artillería K-9 han probado su puntería y han demostrado su capacidad de respuesta ante un hipotético nuevo ataque de Corea del Norte. “Podemos destruir al enemigo de un solo golpe paralizando su capacidad de combate con nuestra potencia de fuego y equipo de maniobras”, se ufanó el general Joo Eun-sik, jefe de la I Brigada Armada, en declaraciones a los periodistas presentes en las maniobras.

En otros ejercicios navales que se desarrollan hasta el sábado en el Mar de Japón, al este de la Península Coreana, el presidente surcoreano, el conservador Lee Myung-bak, volvió a sacar a relucir la retórica belicista que ha adoptado su Gobierno tras el ataque de hace un mes. Lee no sólo amenazó con una reacción “sin piedad” si el Sur es bombardeado de nuevo, sino que abogó por una política “más fuerte frente a las provocaciones del Norte para garantizar la paz, detener las agresiones e impedir una guerra”. “Antes pensaba que podíamos obtener la paz si teníamos paciencia, pero no es el caso”, reconoció el cambio de actitud con el régimen estalinista de Pyongyang.

Criticado por su débil respuesta al ataque norcoreano, Lee Myung-bak ha reforzado la cúpula de su Estado Mayor con militares veteranos que han prometido venganza si el régimen de Kim Jong-il osa desafiarlos de nuevo.

Mientras tanto, Corea del Norte ha vuelto a recurrir a su insulto de “títeres belicistas” para criticar al Ejecutivo de Seúl, pero su respuesta adolece de la agresividad de otras ocasiones.

Tras el bombardeo de la isla de Yeonpyeong, el régimen pilotado por el “Querido Líder”, Kim Jong-il, vuelve a utilizar la diplomacia atómica y se muestra ahora dispuesto a permitir el regreso de los inspectores nucleares, expulsados el año pasado. Durante una visita a Pyongyang a principios de esta semana, así se lo comunicaron las autoridades norcoreanas al gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, quien ya ha actuado como intermediario en ocasiones anteriores. En caso de que prospere su oferta, acogida con escepticismo por Washington y Seúl, los expertos de la ONU podrán visitar el reactor de Yongbyon y comprobar si se está enriqueciendo uranio para fabricar una bomba atómica, como se teme desde que el régimen enseñara recientemente miles de centrifugadoras a un científico americano. Además, Pyongyang ha ofrecido venderle al Sur 12.000 barras de combustible de plutonio para demostrar su voluntad de deshacerse de material nuclear.

Como la Casa Blanca y la Casa Azul , sedes respectivas de los presidentes estadounidense y surcoreano, desconfían de dicha propuesta, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Jiang Yu, ha instado hoy “a la calma y la contención porque la actual situación sigue siendo complicada y muy sensible”.

La tensión entre las dos Coreas será uno de los asuntos a tratar por el presidente chino, Hu Jintao, cuando visite a su homólogo americano, Barack Obama, en Washington el próximo 19 de enero.