Maduro decreta estado de conmoción exterior y se otorga superpoderes ante amenazas de EE.UU.

La inédita firma del nuevo estado de excepción tuvo lugar en el palacio presidencial de Miraflores sin pasar por la previa aprobación de la Asamblea Nacional, dominada por el chavismo, tal como lo establece la Constitución bolivariana. El decreto fue avalado por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez; el fiscal general, Tarek William Saab; la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, magistrada Caryslia Rodríguez, y el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.

Los venezolanos no se han sorprendido con el nuevo estado de excepción, pues viven desde hace años bajo un régimen de restricción y violación de sus derechos ciudadanos, según informes de Naciones Unidas. A día de hoy hay 850 presos políticos.

Con este decreto el régimen chavista responde a las amenazas militares por parte de Estados Unidos, cuya poderosa flota naval, en su operativo antinarcóticos, ha destruido en el mar Caribe en las últimas semanas cuatro embarcaciones con alijos de drogas, con un saldo de 17 narcotraficantes muertos provenientes de Venezuela, lo que ha incrementado la tensión entre los dos países.

El Gobierno de Estados Unidos acusa al mandatario venezolano de liderar el cártel de los Soles y al Tren de Aragua, designadas como organizaciones narcoterroristas, y ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Maduro, además de 25 millones por el ministro del Interior, Diosdado Cabello, y 15 millones por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.

Con el decreto, el régimen chavista tendrá carácter legal para enfrentar un ataque externo. Maduro indicó que los venezolanos «están unidos y tienen la razón de luchar por nuestra soberanía».

«Venezuela jamás será humillada por ningún imperio», añadió Maduro y agradeció la presencia de las autoridades de los diversos poderes públicos del país para la defensa de la nación. Explicó que trabajaban en «otras medidas de corte constitucional y legal que otorgan poder al Estado para responder ante una situación de agresión por parte de Estados Unidos».

Afirmó que su objetivo era que «toda la nación» y cada «ciudadano y ciudadana de este país tenga el respaldo, la protección y la activación de todas las fuerzas de la sociedad venezolana para responder a las amenazas o, llegado el caso, a cualquier ataque que se produjera».

Recordó que «el pueblo estaba alistándose, preparándose, uniéndose con las bendiciones de Dios siempre por delante».

Añadió que el país «saldrá adelante otra vez» ante «cualquier escenario». De acuerdo con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el estado de conmoción Interior o Exterior se podía decretar «en caso de conflicto interno o externo que ponga seriamente en peligro la seguridad de la nación, de sus ciudadanos y ciudadanas o de sus instituciones», y establecía que «se prolongará hasta por noventa días, siendo prorrogable por otros noventa».

Maduro ratificó su rechazo a las campañas desestabilizadoras contra Venezuela y sostuvo que el país debía ser reconocido como una zona de paz. Recordó el jefe de Estado que había ordenado la activación del Plan Nacional de Soberanía y Paz Simón Bolívar, con el objetivo de garantizar la estabilidad. El despliegue incluía la creación de Unidades Comunales Milicianas en más de 5.300 circuitos comunales.

La vicepresidenta Delcy Rodríguez explicó que el decreto otorga «poderes especiales» a Maduro para activar mecanismos de defensa y seguridad nacional en caso de que EE.UU. «se atreviera a agredir» a Venezuela.

También aseguró que el decreto permitiría a Nicolás Maduro tomar la decisión de cerrar las fronteras marítimas, terrestres y aéreas, así como ocupar «militarmente la infraestructura de los servicios públicos, hidrocarburos y nuestras industrias básicas».

Añadió que «no se permitirá a nadie, dentro o fuera de nuestro territorio, que promueva, facilite o haga apología de una agresión militar externa contra Venezuela».

Por su parte, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, afirmó: «Quien se oponga a que Venezuela sea defendida está en estado general de sospecha», mientras que el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, negó la militarización de la sociedad: «Creamos conciencia patria porque estamos amenazados».

El decreto de estado de conmoción abre un nuevo capítulo de incertidumbre política y social, con mayor restricción de derechos ciudadanos, más control militar, represión y persecución en un país donde no hay separación de poderes.

En lo interno, el decreto «podría usarse para concentrar aún más el poder en el Ejecutivo, en desmedro de la ya debilitada separación de poderes», señaló el abogado constitucionalista Carlos Sarmiento Sosa al 'Diario Las Américas'.

Y lo peor es que, «bajo el pretexto de una amenaza externa, se podría incrementar la persecución de opositores civiles y militares considerados incómodos, como han advertido algunos analistas. Desde el punto de vista externo, podría aumentar la tensión geopolítica y justificar acciones militares preventivas de las fuerzas norteamericanas en el Caribe».

Por su parte, el también abogado constitucionalista Nelson Chitty puso el foco en la erosión institucional que vive el país sudamericano.

«En Venezuela, si somos serios, diremos que no se cumple la Constitución. Venezuela vive la hora de la desconstitucionalización, de la desrepublicanización, de la desinstitucionalización y de la desconvencionalización, que en términos sencillos quiere decir que en Venezuela se usa y se abusa de las vías de hecho», dijo Chitty.

El editor del portal digital La Ceiba, Ramón Muchacho, no se sorprende: «no deja de ser curioso que Delcy señale que, con el decreto de conmoción exterior, Maduro podrá cerrar las fronteras y tomar militarmente infraestructuras en el país… ¡Pero si eso es el pan de cada día en Venezuela desde hace más de una década! ¿De qué novedad hablas?»

«Cualquier cosa que digan sobre el estado de conmoción exterior siempre será en términos de propaganda. Maduro lleva años autoaprobándose poderes especiales de todo tipo. Aquí la 'noticia' es el anuncio, no los poderes que usurpó», concluye.