Macron y Starmer aseguran la defensa inquebrantable de Ucrania contra la agresión imperial de Putin

Este lunes se conmemoraban 106 años del fin de la Primera Guerra Mundial y 120 de la Entente Cordial entre París y Londres, cuando las antiguas potencias coloniales sellaron un pacto de amistad estratégico, bilateral, europeo, internacional. El general De Gaulle y Wiston Churchill confirmaron esa alianza en la inmediata posguerra de la Segunda Guerra Mundial. Por vez primera desde ese encuentro, el 11 de noviembre de 1944, hace ochenta años, el presidente francés invitó personalmente al primer ministro británico a la gran ceremonia del Arco del Triunfo, con el fin de instalar la amistad franco-británica en el corazón de los desafíos históricos más urgentes.

Durante un encuentro en el Elíseo, Macron y Starmer sentaron los grandes principios del alcance actual de la entente-entendimiento franco británico: «París y Londres reiteran su apoyo inquebrantable a Ucrania, durante todo el tiempo que sea necesario«.

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Esa matriz básica de la diplomacia armada tiene un objetivo estratégico: «Es necesario que la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania sea un fracaso». Advertencia directa a Vladímir Putin: la soberanía de un Estado libre y democrático no puede ser violada con una agresión militar de carácter neocolonial. Esos principios y ambiciones bilaterales se inscriben forzosamente en un marco europeo, trasatlántico. La pareja Macron-Starmer insiste en otro objetivo estratégico: la defensa de la soberanía europea en cuestiones económicas, industriales, militares.

En el comunicado oficial del encuentro en el Elíseo, el presidente francés y el primer ministro británico subrayan este punto: «Es urgente y necesario reafirmar los intereses y responsabilidades propios de los europeos en materia de seguridad y defensa». Tras el triunfo electoral de Donald Trump, se trata de una invitación a defender la importancia crucial del «pilar europeo» de la Alianza Atlántica y su organización militar integrada, la OTAN. La pareja Macron-Starmer asume una posición de principio capital: «Aceptar y callar ante la agresión militar rusa sería aceptar que una potencia imperial pueda ser expansionista. Los europeos deben asumir la soberanía de su seguridad».

En términos prácticos, Macron apoya una «nueva aproximación» a las relaciones y distanciamiento europeo del Reino Unido tras el Brexit. Tras su reunión de trabajo con Macron, Starmer se reunió con Michel Barnier, primer ministro, especialista emérito de las relaciones entre Londres y la UE.

Ante la inquietud, profunda, y la incertidumbre, excepcional, sobre los proyectos de Trump sobre la OTAN y el puesto, «declinante», de EE.UU. en la seguridad de Europa, Macron y Starmen recuerdan veladamente que París y Londres son las dos únicas potencias atómicas europeas.

Desde el inicio del intento de invasión y ocupación de Ucrania, Putin ha esgrimido, en muchas ocasiones, el «sable nuclear». Con prudencia pero firmeza, Macron y Starmer insisten en su compromiso, nacional y bilateral, ante la seguridad de Europa. El presidente francés y el primer ministro inglés evitan la polémica, la tensión o la denuncia contra los posibles proyectos de Trump, limitándose a confirmar que, efectivamente, los europeos pueden «comprender» la defensa de los intereses nacionales de EE.UU., pero, por la misma razón, justifican la defensa de la soberanía militar e industrial de Europa.

En ese marco, europeo y trasatlántico, Macron y Starmer no podían olvidar la importancia igualmente sensible de otros «frentes» de la más inflamable actualidad mundial: China y Oriente Medio, para volver a insistir en la matriz esencial del encuentro, alejándose de los nacionalismos que defieren algunos aliados europeos de Trump y Putin, comenzando por Viktor Orbán.

Tras reunirse con el primer ministro inglés este lunes, Macron recibirá el martes en el Elíseo a Mark Rutte, secretario general de la OTAN, para seguir trabajando en los mismos problemas de fondo: Ucrania y el futuro de la seguridad de Europa.