Macron se opone al desplazamiento de los palestinos y defiende la creación un Estado independiente

Se trata de una iniciativa política, diplomática, incluso religiosa, entre dos grandes potencias regionales, Egipto y Jordania, y la única potencia europea que considera indispensable confirmar sus «relaciones estratégicas» con las capitales de Oriente Próximo, que también son grandes clientes de Francia, invitada a «incrementar su presencia».

Macron y al Sisi firmaron el domingo, el primer día de la visita de Estado del presidente francés a Egipto, un documento de Estado anunciando que El Cairo y París han decidido elevar sus relaciones a un nuevo nivel de «asociacionismo estratégica». París incrementará sus inversiones y el Gobierno egipcio ofrece a la cultura francesa la oportunidad de construir un centenar de colegios francófonos. Egipto, por su parte, es un gran comprador de armas francesas, como los Emiratos y las capitales del Golfo.

Tras el acuerdo bilateral franco-egipcio, el Rey de Jordania se sumó el lunes a una cumbre trilateral, en El Cairo, centrada en la tragedia y crisis de Gaza.

Francia, la potencia europea más implicada directamente en la crisis, se asocia a Jordania y Egipto, para dirigirse colectivamente a la comunidad internacional, con una crítica de fondo al Gobierno de Benjamin Netanyahu y una ofensiva diplomática conjunta, insistiendo en todos los puntos capitales.

De entrada, Abdalá II, Abdelfatah al Sisi y Emmanuel Macron piden la intervención de la comunidad internacional «para conseguir que se restablezca el alto el fuego en la franja de Gaza», con un primer objetivo humanitario: «Es imprescindible que se reanude la ayuda humanitaria para detener la tragedia que sufren los gazatíes. Vivimos el riesgo de medidas unilaterales contra los palestinos, como las violaciones de los lugares santos musulmanes y cristianos en Jerusalén».

Subrayada esa tragedia religiosa de inmenso calado, los tres dirigentes defendieron una solución global del conflicto: «Es imprescindible rescatar la vía política que permita el establecimiento de un Estado palestino independiente, con Jerusalén Este como capital, cuestión esencial para conseguir una paz y seguridad duraderas en la región».

Por parte francesa se considera indispensable una presencia directa en Oriente Próximo, en una posición de equilibrio con las fuerzas políticas moderadas, hostiles al terrorismo de Hamás y a la política de tierra quemada de Netanyahu, que también denuncia, a diario, una parte significativa de la opinión pública y la clase política de Israel, hostiles al gobierno ultraconservador y su ensangrentada política ultramilitarista.