Macron no tiene mayoría parlamentaria para reforzar la lucha contra la inmigración ilegal

Durante los últimos seis meses, Gérald Darmanin, ministro del Interior, ha sido el principal redactor y promotor de un proyecto de Ley contra la inmigración que estaba previsto aprobar en la Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento francés, antes de las vacaciones veraniegas.

Élisabeth Borne, primera ministra y jefa de Gobierno, anunció a última hora de la mañana del miércoles, desde la tribuna de la AN, que ese proyecto no se presentaría a discusión parlamentaria, «a falta de mayoría».

Borne ha dejado en suspenso el incierto futuro de un proyecto de Ley que debiera ser «revisado» y «reformado», antes de su hipotética vuelta a la AN, el otoño que viene, en el mejor de los casos.

Retirado un proyecto gubernamental, destinado a afrontar el principal problema de Francia, a juicio del 70 % de los franceses, todas las ambiciones reformistas de Macron quedan en suspenso.

La Constitución de la V República permite aprobar un proyecto de Ley, sin mayoría absoluta, recurriendo a su artículo 49.3, que permite imponer, con un decretazo, sin voto parlamentario, un proyecto rechazado por una parte sustancial de la AN.

Macron y su gobierno recurrieron al decretazo institucional del 49.3 para terminar imponiendo su polémica ley de reforma del sistema nacional de pensiones, precipitando una crisis nacional inconclusa.

Ante el riesgo muy alto de provocar una segunda y más grave crisis nacional, Macron se ha bajado los pantalones y su slip de seda, retirando y aplazando sine die el proyecto de Ley que debía combatir la inmigración ilegal, rechazado, antes de conocerse, por la derecha tradicional, la extrema derecha y la extrema izquierda, por razones evidentemente antagónicas.

Nadie sabe qué proyectos de Ley macronianos podrían o no podrían encontrar mayoría en la AN, aplazándose, de entrada, cualquier proyecto, ambicioso, que pudiera ser rechazado por un arco iris de oposiciones enfrentadas entre ellas, así mismo.