Macron claudica ante el chantaje de su nuevo primer ministro
François Bayrou amenazó con retirarle su apoyo al presidente si no lo designaba jefe de Gobierno
El relevo no cierra la crisis política de Francia, donde la oposición amenaza con tumbar al nuevo Ejecutivo
Macron nombra a François Bayrou primer ministro y espera conseguir estabilidad política

Emmanuel Macron, jefe del Estado, nombró este viernes primer ministro al decano de los «camaleones» políticos nacionales, François Bayrou, quien amenazó al presidente con una «ruptura» si no lo nombraba jefe de Gobierno.
Según las informaciones concordantes del vespertino 'Le Monde' (independiente de ... izquierdas) y el matutino 'Le Figaro' (conservador de referencia), Macron llamó por teléfono a Bayrou a muy primera hora de la mañana para anunciarle que no pensaba nombrarlo primer ministro.
Alarmado, Bayrou pidió y consiguió una «reunión de urgencia» con el jefe del Estado, quien lo recibió en el palacio del Elíseo durante una hora y cuarenta y cinco minutos. «La reunión se ha pasado muy mal», dijeron varias fuentes presidenciales a varias cadenas de radio y televisión.
Entre las 10:30 y las 11:30 de la mañana, RTL, primera cadena de radio, y BFMTV, primera cadena de información permanente, insistieron en que Macron no nombraría a Bayrou. Ocurrió exactamente lo contrario, Bayrou fue nombrado primer ministro.
Según 'Le Monde' y 'Le Figaro', Bayrou hizo esta advertencia a Macron: «Si no me nombras primer ministro, mi partido te retirará su apoyo parlamentario». Bayrou es el presidente fundador del MoDem (Movimiento Democrático), que tiene 33 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional (AN) y forma parte de las fuerzas que sustentan a Macron, pero sin garantizarle la estabilidad parlamentaria.
Según otras fuentes coincidentes, Bayrou le habría dicho a Macron: «Yo te hice rey. Y yo te puedo derrocar». Con matices, se trata de un escenario bastante plausible. La experiencia única de Bayrou en la historia política de Francia, desde hace cincuenta años, hacía muy temible el riesgo de esa amenaza.
Y es que Bayrou, que concurrió a las elecciones presidenciales galas en 2002 y 2007, se retiró de la campaña de 2012 para pasar a ser el primer aliado de Emmanuel Macron. Doce años más tarde, hacía valer su peso entre los socios del presidente.
El nombramiento de Bayrou como primer ministro fue recibido con hostilidad por la extrema izquierda y la extrema derecha, prolongando la incertidumbre política nacional, agravada por el malestar profundo de la sociedad civil contra Macron, percibido como el culpable la gran crisis nacional.
Según un sondeo publicado por 'Le Figaro', en el que habían participado más de 90.000 lectores, un 60/62% de los franceses se dicen «insatisfechos» o «descontentos» con el nombramiento de Bayrou. Según otro sondeo del mismo diario, el 59% de los franceses desean la dimisión del presidente de la República.
Nueva moción de censura
El portavoz de La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el primer partido del Nuevo Frente Popular (NFP), Manuel Bompard, declaró: «Es otro corte de mangas de un presidente minoritario contra los partidos que ganamos las últimas elecciones. Presentaremos una moción de censura cuando el futuro gobierno se presente en la Asamblea Nacional».
Marine Le Pen, presidenta del grupo parlamentario de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), comentó el nombramiento de Bayrou de este modo: «Después de muchas tergiversaciones, el presidente ha decidido nombrar a otro de sus amigos. Conscientes de nuestro deber de proteger a los franceses, volveremos a pedirle lo mismo que pedimos a su predecesor: escuchar a la oposición para construir un presupuesto razonable. Otra cosa sería prolongar el macronismo, que los franceses han rechazado en las dos últimas elecciones y nos ha conducido al fracaso y a un callejón sin salida».
La retórica relativamente «sofisticada» de Le Pen vuelve a plantear el gran enfrentamiento de fondo de Macron con la extrema izquierda y la extrema derecha, ante la seguridad social, la edad de jubilación, el salario mínimo y las relaciones con la UE. Todos ellos son la matriz de los desencuentros del presidente, con sus siete gobiernos desde 2022, y el resto de las oposiciones de extrema izquierda y extrema derecha.
Tras año y medio de tensiones nacionales, Macron consiguió reformar el sistema nacional de pensiones en 2023: la edad de jubilación pasaba de 62 a 64 años. Tras las elecciones anticipadas de junio y julio pasados, la extrema izquierda y extrema derecha se convirtieron en las primeras fuerzas políticas nacionales, defendiendo el abandono de esa reforma, y proponiendo la restauración de la jubilación a los 60 años, con salarios mínimos de 1.600 euros. Reformas acompañadas de un «alejamiento» de Francia de las normas presupuestarias y fiscales de la zona euro, que París no respeta desde hace años.
Sin mayoría para poder gobernar sin decretazos, Macron tardó en verano 90 días en encontrar un nuevo primer ministro, Michel Barnier, el 5 de septiembre, quien solo ha durado en el cargo tres meses cortos. Nombrado Bayrou jefe de gobierno, el cuarto en dos años, Macron y su futuro gobierno deben afrontar el mismo desafío, que ya provocó la dimisión de Élisabeth Borne, Gabriel Attal y Michel Barnier, con una mayoría quizá más frágil y una Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento, todavía más dividida.
Los Republicanos (LF, derecha tradicional), «estudian» su posición ante el futuro gobierno, que debiera formarse los próximos días o semanas.
El PS ha «roto» con LFI, agravando el aislamiento minoritario del socialismo francés. PCF y Verdes «estudian» su posible apoyo una futura nueva censura.
Michel Barnier, primer ministro saliente, y Bayrou, primer ministro recién nombrado, coincidieron en subrayar anoche la gravedad de los colosales problemas de los déficits del Estado y la deuda pública. A juicio de Bayrou, esa inmensa crisis presupuestaria nacional es el resultado de las políticas gubernamentales «desde hace varias décadas». Callando que deuda y déficits públicos se han agravado durante la presidencia de Macron de manera inquietante, como han subrayado el FMI, el BCE y la Comisión europea.
La derecha dura, el PS, el PCF, los Verdes, Marine Le Pen y La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda) han rechazado cualquier participación en el nuevo gobierno
Instalado en Matignon, la residencia oficial del primer ministro francés, Bayrou comenzará este fin de semana los chalaneos y negociaciones para intentar formar gobierno «lo antes posible», entre las familias políticas de centro y derecha tradicional, ya que la derecha dura, el PS, el PCF, los Verdes, Marine Le Pen y La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda) han rechazado cualquier participación.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete