Macron pide la suspensión de las inversiones francesas en EE.UU. tras la imposición de aranceles a la UE

El presidente francés anuncia respuesta coordinada en varios frentes, europeo, nacional y empresarial. En el terreno europeo, global, Macron avanza proposiciones de respuesta dura.

Tras haber sido el primero en pedir «una respuesta enérgica», antes que hablase la presidenta de la Comisión Europea, el presidente francés comenzó la tarde del jueves por sostener una sesión de trabajo con las grandes empresas francesas afectadas por la guerra comercial declarada por Trump.

Evitando la retórica diplomática y los «paños calientes», Macron comenzó su análisis personal, ante la grandes empresarios franceses, de este modo: «No somos ingenuos. Nos vamos a proteger y defendernos. De entrada las inversiones decididas o anunciadas, las últimas semanas, serán suspendidas, por nuestra parte, hasta que se clarifiquen las cosas en los EE.UU.»

Noticia Relacionada

El mapa de los aranceles: las tasas, país por país

ABC

Macron se dirigía a los grandes inversores franceses y europeos, al mismo tiempo: «¿Cuál sería el mensaje de los grandes actores europeos dispuestos a invertir miles de millones en los EE.UU., cuando ellos han comenzado por atacarnos».

A juicio del presidente francés, la guerra comercial decidida por Trump será un desastre económico y comercial mundial, comenzando por los EE.UU. que serán los primeros afectados: «Los norteamericanos saldrán mas pobres y más débiles, víctimas de una decisión absurda, infundada y brutal». Lenguaje muy semejante al del semanario 'The Economist', denunciando «el error económico más profundo, dañino e innecesario de la era moderna».

Macron insiste en esa misma línea: «El carácter muy negativo de los aranceles aduaneros será dañino, de entrada, para la economía norteamericana, que sufrirá de más inflación y más paro, víctima de una decisión brutal que debe recibir, por nuestra parte, una respuesta enérgica, a la altura de los problemas que plantea para la economía internacional».

En el terreno bilateral, Macron, analistas y empresarios franceses parten de dos datos básicos esenciales: los EE.UU. son los primeros inversores internacionales en Francia; por su parte, las empresas francesas ocupan el quinto lugar entre los inversores internacionales en los EE.UU. Esa relación privilegiada da a la guerra comercial una dimensión inquietante para ambas partes, que Patrick Martin, presidente del Movimiento de las empresas de Francia (Medef, patronal) resume de este modo: «La crisis puede ser muy dura para todos. Europa debe lanzar con rapidez un programa de apoyo a los sectores más afectados».

En Francia, los sectores más afectados por la guerra de los aranceles son la aeronáutica, los vinos y bebidas alcohólicas, los perfumes y cosméticos, la moda. Sectores estratégicos para la economía nacional.

En el terreno estrictamente empresarial, la crisis tendrá, así mismo, un frente estrictamente europeo. Los efectos económicos de la crisis en China, Alemania, Italia y España afectarán a Francia y el resto de Europa.

Muy afectada por las decisiones de Trump, se sospecha que China aspira a vender en Europa parte de sus exportaciones a los EE.UU. Al mismo tiempo, los exportadores alemanes, italianos y españoles tendrán la comprensible «tentación» de encontrar en Europa, comenzando por los primeros vecinos, los mercados perdidos en los EE.UU., abriéndose nuevos frentes de «esperanza» y de crisis potencial.