François Bayrou, el decano de los camaleones políticos

Profesor de letras clásicas, católico más o menos practicante, padre de seis hijos con veintiún nietos, Bayrou comenzó en la política en 1965, como militante del «centro-social» de la época. A partir de ahí, trabajó como asistente parlamentario, tecnócrata de partido, diputado y ministro, de sucesivos gobiernos de centro y derecha de Valery Giscard d'Estaing y Jacques Chirac.

Fue candidato desafortunado a la Presidencia de la República, en tres ocasiones, 2002, 2007 y 2012, aliado a personalidades secundarias de centro y derecha. En 2012, abandonó la aventura presidencial para convertirse en el primer aliado de Emmanuel Macron, que lo nombró ministro de Justicia. Cargo que tuvo que abandonar cuando estalló un inconcluso escándalo de empleos falsos en el Parlamento Europeo.

Tras esa aventura política personal, Bayrou creó su propio partido, el MoDem (Movimiento Democrático), que forma parte de la galaxia de pequeños partidos que apoyan a Macron, sin poder asegurar la estabilidad parlamentaria.

Doce años más tarde, la mañana del viernes, Bayrou recordó a Macron la primavera de 2012, cuando se retiró de la carrera presidencial para apoyar la candidatura macroniana, finalmente triunfante. Sin mayoría parlamentaria propia, la retirada de los amigos de Bayrou del «bloque presidencial» presentaba un riesgo inquietante. Macron prefirió el nombramiento al riesgo de una nueva crisis.

Nombrado primer ministro, Bayrou deberá negociar con Macron la formación del nuevo gobierno, intentando integrar las familias del «núcleo central»: centristas de varios grupúsculos, «macronianos» históricos, conservadores moderados… Ante esa perspectiva, La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda) y Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, han comenzado a lanzar las primeras advertencias: si Bayrou se «obstina» en «repetir» las políticas de Macron, el futuro gobierno, cuando llegue a formarse, podría correr el riesgo de una nueva censura.