Lula podría recuperar este domingo la Presidencia de Brasil si supera el 50% del voto en las elecciones

Los electores de 5.570 ciudades del país y 181 puestos en el exterior digitarán sus votos en una pantalla electrónica para escoger, además del futuro presidente, gobernadores de estados, candidatos a la Cámara de Diputados, al Senado y a los parlamentos locales.

Luiz Inácio Lula da Silva, el centroizquierdista que ya fue presidente entre 2003 y 2010, es el favorito con el 50% de las intenciones de voto, según las encuestas anteriores a la elección. El actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro, tiene el 36% de las preferencia y necesita llegar a la segunda vuelta para mantener sus opciones de reelegirse por cuatro años más.

«La polarización existe en cualquier régimen democrático. Pero esta es una polarización muy libidinal, muy afectiva. Tenemos no sólo dos nombres, sino dos campos sociales, afectivos, pasionales muy fuertes. Es muy difícil que otro nombre intermedio se pueda hacer fuerte», dice a ABC, Esther Solano, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo.

El politólogo Humberto Dantas, doctor de la Universidad de São Paulo (USP), cree que «existe la posibilidad real de que la elección se decida en primera vuelta» con una victoria de Lula da Silva, por lo que apuntan las encuestas, pero recuerda también que en los últimos sufragios, los sondeos acertaron la dirección del voto, sin precisión.

¿Y si las elecciones van a la segunda vuelta? «Lula tendría que seguir administrando su posición 28 días más, algo que ha gestionado muy bien desde el inicio de la campaña, mientras que para Bolsonaro serán 28 días más de desesperación», explica Dantas a ABC.

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Existe, sin embargo un ambiente de preocupación nuevo en las elecciones brasileñas, de lo que puede ser el día siguiente de una derrota de Bolsonaro. El actual presidente ha dado declaraciones contradictorias, unas pocas afirmando que reconocerá una derrota, y muchas diciendo que sólo aceptará el resultado «si las elecciones son limpias». Bolsonaro y sus simpatizantes no confían en las urnas electrónicas, consideradas internacionalmente una de las principales marcas de la confiabilidad de la democracia brasileña.

«Bolsonaro es un tipo tan inestable que no sabemos qué puede pasar», dice Dantas. «Tendremos una prueba de estrés, que veremos si necesitará de la reacción de la policía, o si habrá una subida de tono que necesite una respuesta de la Corte Suprema e incluso de las Fuerzas Militares», comenta sobre la reacción que puede ocurrir si Bolsonaro no reconociera una derrota.

La preocupación es porque los seguidores del presidente son muy agresivos, especialmente cuando Bolsonaro los inflama en discursos que incitan el odio, una estrategia similar a la usada por el expresidente norteamericano Donald Trump, y que podría llevar a episodios parecidos como los ocurridos en el Capitolio, en enero de 2021. No pasa lo mismo con los petistas que, como Dantas recuerda, aceptaron el 'impeachment' de Dilma Rousseff en 2016 y la prisión de Lula en 2018 sin actos de violencia.

En las últimas semanas los incidentes violentos protagonizados por bolsonaristas contra lulistas han aumentado en las calles brasileñas. La organización internacional Humans Right Watch (HRW) manifestó preocupación en un comunicado por el aumento de los ataques. El documento cita el asesinato del agricultor petista, Benedito Cardoso dos Santos, asesinado el 7 de septiembre por el bolsonarista Rafael Silva de Oliveira, con 70 golpes de cuchillo y hacha, tras una discusión política, en el estado de Mato Grosso. HRW recordó también el asesinato del petista Marcelo Arruda, en Foz de Iguazú, cuando celebraba su cumpleaños, en julio, en una fiesta en homenaje a Lula.

El juez de la Corte Suprema, Edson Fachin, ha suspendido temporalmente normas promulgadas por Bolsonaro, que flexibilizan la compra de armas de fuego, debido al «riesgo de violencia política» en el país. Estas normas han triplicado el número de circulación de armas en Brasil desde 2018, cuando Bolsonaro fue electo presidente.

El Tribunal Superior Electoral (TSE), responsable de la organización de las elecciones, reforzó las campañas publicitarias para garantizar la fiabilidad de los equipos, usados hace 26 años en los sufragios, muy respetados por haber eliminado los riesgos del voto en papel y garantizado recuentos totales en pocas horas. La acción busca neutralizar la lógica bolsonarista contra esta tecnología, la misma que confirmó todas las elecciones del ultraderechista y sus familiares desde sus tiempos de congresista hasta la presidencia.