El líder de los socialistas franceses se postula como primer ministro
La propuesta de Faure tensa el Nuevo Frente Popular y choca con los intereses de Mélenchon
La victoria de la izquierda empuja a Francia a la incertidumbre
Corresponsal en Paris
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Iniciar sesiónLos dos grandes bloques parlamentarios en la nueva Asamblea Nacional (AN), el Nuevo Frente Popular (NFP), que agrupa a todas las izquierdas, y Renacimiento, el partido de Macron, y sus aliados, comienzan por estar divididos sobre la posible coalición y el posible primer ministro ... que debieran proponer el jefe del Estado, los próximos días o semanas, sin tener, tampoco, mayorías parlamentarias sólidas.
El NFP se ha dividido entre varias alternativas distintas, de extrema izquierda, con uno o varios candidatos socialistas, y un par de candidatas ecologistas, por negociar una hipotética unión.
La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el partido de Jean-Luc Mélenchon, ha sufrido un escisión. Clémentine Autin, François Ruffin y Alexis Corbière, tres figuras históricas de la extrema izquierda francesa, han decidido romper con la dirección de LFI y se proponen crear un grupo parlamentario propio. Mélenchon, por su parte, tiene tres posibles candidatos, tres, al puesto de primer ministro.
El PS, segunda fuerza del NFP, no acepta a ningún candidato de extrema izquierda para el puesto de primer ministro. Y tiene dos candidatos potenciales. Olivier Faure, primer secretario del PS se dice «dispuesto a asumir la responsabilidad» de posible candidato a la jefatura de gobierno. Pero Räphael Glucksmann, figura emergente de la izquierda europeísta, también puede aspirar al cargo.
El Frente Popular gana y mete en otro problema a Macron
Juan Pedro Quiñonero | Corresponsal en ParísEntre los ecologistas, Marine Tondelier se dijo hace días «dispuesta» a avanzar su candidatura, presentando el retrato robot de un posible candidato común de todas las izquierdas. Ese retrato robot descarta a todos los candidatos de la extrema izquierda de Mélenchon. Tondelier encarna el «ecologismo responsable». Sandrine Rousseau, por su parte, encarna una línea ecologista más radical, más próxima a Mélenchon.
Ecologistas y socialistas coinciden en un punto capital: hay que presentar un candidato único pero «responsable», descartando a los amigos de Mélenchon, que se ha apresurado a lanzar una advertencia de cierto calado: «Hemos ganado las elecciones. Debemos imponer nuestro programa de gobierno, retirar la reforma de las pensiones de Macron, bajar la edad de jubilación a los 60 años, bloquear los precios…».
Entre Renacimiento, el partido de Emmanuel Macron, y sus aliados centristas, también existen unas divisiones tácticas y estratégicas muy semejantes.
Sueños de una coalición
Los consejeros del presidente de la República «sueñan» con una coalición de la que pudieran formar parte diputados socialistas independientes, centristas y conservadores tradicionales.
Sin embargo, Gérald Darmanin, ministro del Interior saliente, antiguo portavoz oficial de Nicolas Sarkozy, líder conservador, es partidario de «construir un nuevo gran partido de derechas». Proyecto compartido por varias personalidades de Los Republicanos (LR, derecha tradicional), en trance de descomposición.
El proyecto de hundir definitivamente a Los Republicanos, para construir un partido de nuevo cuño, también tiene defensores a la derecha de Macron, que sigue aplazando indefinidamente el nombramiento de un posible jefe de gobierno. En la nueva Asamblea Nacional, la derecha tradicional se ha dividido en tres grupos, aliados de Marine Le Pen, aliados de Macron e independientes.
Ante el riesgo de aplazamiento de la elección de un primer ministro que pudiera presentar un proyecto de gobierno, Adrien Quatennens, a la extrema izquierda, amigo personal de Jean-Luc Mélenchon, ha lanzando una idea inflamable: organizar una «marcha popular» hacia el Palacio de Matignon, residencia oficial del jefe de Gobierno, para «obligar» a Macron a «ceder» y nombrar un primer ministro de su familia política. A juicio de Quatennens, condenado por violencias físicas contra su mujer, apaleada en repetidas ocasiones, Macron quiere «robar» el triunfo de la extrema izquierda
A última hora de la tarde del martes, ese proyecto de «marcha popular» causó inquietud entre el resto de las izquierdas, que intentan presentar un «frente de responsabilidad», sin contar con los diputados necesarios para tener una mayoría sólida durante varios meses, por lo menos.
Ante tal arco iris de divisiones, Emmanuel Macron se toma su tiempo, sin prisas para cohabitar con un enemigo político más o menos radical, cultivando la ilusión de una coalición harto improbable entre su partido y socialistas y conservadores independientes.
Ante la incertidumbre y previsible fragilidad de una cohabitación conflictiva, con mayoría parlamentaria frágil, que pudiera sufrir un voto de censura con rapidez, la agencia de notación financiera internacional Moody's, lanzó la tarde del martes una advertencia grave: el programa económico de las izquierdas pudiera precipitar una degradación de la credibilidad internacional de Francia.
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