Von der Leyen asegura que Rusia está diezmada y que no es tiempo de apaciguamiento con Putin

De hecho ha empezado diciendo que esta era la primera vez que el discurso anual sobre el estado de la Unión se pronunciaba con una guerra en territorio europeo, algo que no es simplemente retórico sino que tiene consecuencias graves para los ciudadanos y su economía. La ha ayudado sin duda el que las tropas ucranianas hayan conocido una sucesión de éxitos en los últimos días, lo que ha favorecido entre los eurodiputados la impresión de que todo el esfuerzo que se está pidiendo a los europeos tiene sentido. Dirigiéndose a los que tal vez prefieran apostar por llevar a Ucrania cuanto antes a negociar un arreglo con Rusia, Von der Leyen les dijo que la invasión de Ucrania es también una guerra contra la democracia y que «no es el momento del apaciguamiento» o de negociaciones con el dictador ruso. «Hay demasiado en juego y no solo para Ucrania, para todos nosotros también y para el mundo en general. No es solo una guerra contra Ucrania es una guerra contra nuestra energía, nuestros valores y nuestro futuro, es una guerra de la autocracia contra la democracia. Putin fracasará y Ucrania y Europa prevalecerán». A una portavoz de extrema izquierda que le enseñó los recibos de electricidad con cantidades astronómicas como señal de preocupación social, la presidenta le dijo de forma cortante que se los enviase a Putin.

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EOlena Zelenska, la esposa del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, asistió a la sesión plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo desde uno de los escaños reservados a funcionarios de la Comisión Europea. La presidenta Von der Leyen y media docena de comisarias vestían para la ocasión conjutos basados en los colores de la bandera ucraniana.

La presidenta del Ejecutivo comunitario se felicitó por la reacción «unida, rápida y eficaz» de la UE ante la invasión de Ucrania y aseguró que en estos momentos debido a las sanciones la industria rusa «está diezmada» y para nosotros «es el momento de resolver, no del apaciguamiento» que supondría dar una salida a Putin. «Las sanciones [contra Rusia] están para quedarse» dijo la presidenta, a pesar de que por el momento no hay planes de ampliarlas en ningún caso, ni hay acuerdo entre los países para adoptar medidas como poner un tope al precio del gas ruso.

En este sentido ha mencionado la plataforma propuesta por Francia como una Comunidad Política Europea «más allá del ingreso en la UE» para los países de nuestro entorno, con alusiones directas a Ucrania, país cuya reconstrucción se comprometió a financiar, empezando por una donación de cien millones de euros para volver a poner en marcha las escuelas que han sido destruidas por los bombardeos rusos.

«El objetivo de los misiles rusos, no solo vulnera la legislación internacional sino es un intento de acabar con el orden mundial multilateral, lo que nos obliga a repensar nuestra política exterior, invirtiendo en la defensa de nuestras democracias, que tiene que empezar en un núcleo de países democráticos. Tenemos que colaborar más estrechamente con esas democracias y eso solo se hace reforzando la democracia en nuestro continente, empezando por los países de nuestro entorno que quieren avanzar: Ucrania, Moldavia, Georgia, y los Balcanes occidentales deben saber que forman parte de nuestro proyecto que nuestra Unión no está completa sin ustedes».

Pero en un mensaje a los países miembros también dijo que «si somos serios con la ampliación, tenemos que ser serios con la reforma de los tratados» porque con las actuales reglas se considera imposible que pueda funcionar una UE a treinta o treinta y cinco países. Por ello se atrevió a decir algo que es un auténtico terremoto político. «Es el momento de una nueva Convención», que es el paso previo para diseñar una reforma de los tratados, algo que nadie en realidad cree que sea posible en este ambiente tan dispar entre los países y que puede serlo aún más después de las elecciones en Italia.

Hace más de quince años que nadie se atreve a mencionar siquiera esta opción, de tan claro que se percibe su imposibilidad puesto que se necesitaría el acuerdo de todos los países cuando más tensiones sobre las cuestiones básicas del futuro de la UE se han acumulado sobre todo después del Brexit.