El FBI lanza una bomba electoral a tres meses de las legislativas

De lo que no hay duda es del impacto político provocado por la operación policial: ocurre a solo tres meses de las elecciones legislativas en las que los demócratas se juegan sus mayorías exiguas en el Congreso -además de otras elecciones a gobernador y cargos estatales de importancia- y ante la posibilidad de que Trump concrete su candidatura a la reelección presidencial en 2024.

El registro fue utilizado de forma inmediata por los republicanos para acusar a Biden y a sus aliados demócratas de una agresión politizada contra su principal líder, algo de lo que buscarán sacar rédito electoral. Las encuestas apuntan a que recuperarán la Cámara de Representantes -en el Senado lo tienen algo más complicado, pero también podría ocurrir- y el escándalo de la operación contra Trump podría cimentar sus opciones. «Este abuso de poder debe parar y la única forma de hacerlo es elegir republicanos en noviembre», dijo Ronna McDaniel, la presidenta del Comité Nacional Republicano, el órgano principal del partido.

El asalto trágico y bochornoso del Capitolio el año pasado por parte de una turba 'trumpista' no debilitó al expresidente como hombre fuerte del partido, y ahora los republicanos buscarán vender el registro como la prueba definitiva de que Biden y los demócratas ven a Trump como una amenaza.

El expresidente no tardó en valerse de la operación para reclamar más dinero de sus seguidores para su plataforma electoral, que es la gran máquina de recaudación del partido. «Por favor, manda inmediatamente una donación para plantarte de forma pública frente a esta caza de brujas interminable», escribió Trump en un correo electrónico masivo, al igual que hizo a través de mensajes de texto que llegaban a los mensajes de teléfono de sus seguidores. «Esto no es un simulacro; ataque sin precedentes del FBI de Biden, redada a la casa del presidente Trump. Es hora de recuperar el Congreso», escribía en un mensaje de petición de fondos el partido republicano.

La indignación de los republicanos y de sus votantes con el registro podría descolocar a uno de los pocos rivales aparentes de Trump para 2024: Ron DeSantis, el gobernador de Florida, que gana peso en las encuestas como una opción más segura que el expresidente. DeSantis se las ingenió para no mencionar a Trump y cargar las tintas contra Biden: calificó el registro de «escalada de la politización de las agencias federales contra los opositores políticos al régimen, mientras que a tipos como Hunter Biden (el hijo del presidente) los tratan con guantes de seda».

Los demócratas tienen más dificultades para utilizar el registro como arma electoral y se notó en sus reacciones. Pocos de sus legisladores dieron muestras de utilizarlo como carta electoral. Entre las excepciones, la diputada izquierdista Pramila Jayapal: «Esto es lo que ocurre cuando vulneras la ley, tratas de robar una elección e incitas una insurrección trágica», escribió en Twitter. «Donald Trump debería estar en la cárcel. Estoy contenta de que el FBI dé pasos para la rendición de cuentas».

Más comedido fue el líder demócrata en el Senado, Charles Schumer, que en una entrevista en MSNBC optó por no comentar sobre la motivación del registro, pero defendió que el «imperio de la ley» debe estar en el debate político estas elecciones y que su partido debe defenderlo, al contrario que ha hecho, en su opinión, el partido republicano de Trump: «Es un asunto esencial y hay que tener cuidado de no dar poder a los republicanos ni en la Cámara de Representantes ni en el Senado».