'KUR', LAS VACACIONES PARA PADRES ESTRESADOS QUE PAGA EL ESTADO ALEMÁN

Por eso la medicina preventiva tiene en la lucha contra el estrés uno de sus principales retos, a la misma altura que la lucha contra el sedentarismo y la promoción de la alimentación equilibrada. En el sistema sanitario alemán, esta convicción ha cristalizado en las 'Kur' (curas), periodos de estancia en balnearios o entornos naturales que propicien la relajación y el descanso, que se prescriben a menudo después de enfermedades coronarias, ataques al corazón, o después de intervenciones quirúrgicas o tratamientos especialmente duros, que aconsejan al paciente un posterior periodo de reposo. «Las compañías de seguros de salud aprueban curas después de una enfermedad, como rehabilitación de seguimiento, o como medio de prevención», informa Krankenkassen Deutschland (la Seguridad Social alemana). «Las primeras deben ayudar a controlar mejor los estados de enfermedad o para evitar el agravamiento, mientras que las curas preventivas están dirigidas a personas con riesgo de enfermedad que puede reducirse con el tratamiento».

En ambos casos, el seguro de salud alemán asume los costes de alojamiento y comidas, de manera que el paciente solamente debe desembolsar los gastos de viaje hasta el centro especializado. Estas curas deben ser prescritas por un médico, que valora su necesidad, excepto en el caso de madres o padres con hijos a su cargo, a los que el sistema sanitario alemán reconoce de entrada un agotamiento y un nivel de estrés perjudicial para su salud y que hay que atajar con este tipo de medicina preventiva: «Las curas para madre o madre e hijos y padre o padre e hijos son un beneficio que el seguro médico proporciona de forma obligatoria», continúa Krankenkassen Deutschland, «se trata de estancias de tres semanas orientadas a las necesidades de las madres y los padres, en las que las enfermedades físicas se previenen o se atienden y se identifican quejas psicológicas». El sistema sanitario alemán dedica más de 400 millones de euros al año a estas curas, el 0,18% de su presupuesto. Y otra característica esencial de las curas es que esas tres semanas no cuentan como vacaciones en el caso de madres que trabajan, sino que contabilizan como lo haría una baja médica.

«Consiste básicamente en que pasas tres semanas en una especie de hotel donde te proporcionan desde clases de relajación hasta terapias grupales, pasando por masajes y paseos por la playa, y que disponen de personal para cuidar a los niños durante el tiempo que tú necesites pasar a solas», explica una madre de dos hijos que disfrutó de una cura cuando los niños tenían 1 y 3 años. «Durante el embarazo, la ginecóloga me recordó que disponía de esta prestación y programé la cura para ese momento. Me fue muy bien. Volví a casa con hábitos más sanos en la crianza y con más fuerzas para seguir con las siguientes etapas».

Esta madre eligió para su cura la Clínica Sellin, especializada en estancias materno-filiales y ubicada en Rügen, la 'isla de la salud' de Alemania, a orillas del mar Báltico, que además de los efectos curativos «del aire limpio y rico en yodo, pobre en polen, así como el agua revitalizante, el clima templado y el bosque balsámico», ofrece en su página web «parque de aventuras para los niños, biblioteca y juegos, gimnasios y salas de relajación, terapia con infrarrojos, cocina didáctica, Salzini, salón para adolescentes, acuaterapia y masajes con chorros de agua». Además de madres con niños, que acuden a reducir sus niveles de estrés, esta misma clínica recibe a pacientes con enfermedades cardiovasculares, trastornos musculoesqueléticos, enfermedades respiratorias, enfermedades de la piel o alérgicas, trastornos psicosomáticos psicovegetativos, trastornos neurológicos y psiquiátricos graves, depresiones, adicciones o embarazadas de riesgo». La única diferencia es que en estos casos su estancia debe ser prescrita por un médico, mientras que las madres tienen derecho a su estancia de forma automática y cada cuatro años, mientras tengan hijos a su cargo.

Las madres alemanas deben esta posibilidad a Elly Heuss-Knapp, esposa del presidente de Alemania Theodor Heuss, que tras la Segunda Gurra Mundial fundó en 1950 el primer Muttergenesungswerk (Obra para la Recuperación de las Madres), un centro destinado a la atención y ayuda a madres afectadas por las consecuencias del conflicto bélico, sobrepasadas por unas circunstancias que dificultaban que pudiesen cuidar a sus hijos debidamente. «La salud de la madre es la primera garantía de la salud del hijo». Ese es el principio por el que se guiaron las primeras curas. Hoy, la fundación Muttergenesungswerk reúne a más de 70 clínicas especializadas, repartidas por toda Alemania y concebidas para aliviar la ansiedad y el denominado 'burnout parental', que puede afectar en teoría tanto a padres como a madres, pero que, vistas las cifras, es una dolencia fundamentalmente femenina y que ataca especialmente a madres trabajadoras.

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Alrededor del 40% de las mujeres que disfrutan de una cura en Alemania trabaja a tiempo parcial, alrededor del 30% trabaja a tiempo completo y el 30% de forma autónoma. Este tratamiento está basado en la premisa de que se cuida el bienestar de los niños preocupándose por el de sus madres.

Con el tiempo, las curas han ido añadiendo atención psicológica preventiva, para paliar la falta de apoyo y reconocimiento, la responsabilidad de cuidar a los miembros de la familia, la frustración que generan los problemas educativos, la presión del tiempo, ayudar a gestionar las preocupaciones financieras y la vida en condiciones de hacinamiento, a medida que la Medicina ha ido identificando estas tensiones específicas como factores de estrés. Más del 70% de las madres que se inscriben en una cura admiten que se sienten presionadas por la falta de tiempo en su día a día, por lo que los talleres de gestión de tiempo y responsabilidades están ahora a la orden del día.

La madre, por otra parte, puede elegir si acude a la cura junto con sus hijos o en solitario, dejándolos a cargo de otras personas. Los hijos hasta 12 años pueden acompañar a la madre durante las tres semanas de estancia, lo que ha dado lugar también a ofertas de 'colegio en la clínica' y sesiones formativas compartidas para mejorar la relación entre madre e hijos. Bajo ciertas condiciones y con receta médica, el seguro médico ofrece también curas de rehabilitación para los niños durante esas tres semanas, un doble paquete destinado a evitar que ciertas dolencias de los hijos se vuelvan crónicas, como enfermedades de los órganos respiratorios, de la piel, de los órganos de soporte y locomotores, obesidad con daño consecuente, diabetes y otras enfermedades metabólicas así como desequilibrios mentales y adicciones.

Las curas, en todo caso, no son obligatorias y las madres pueden decidir si aceptan o no la oferta. «Tanto la ginecóloga como el pediatra me recordaron que tenía derecho a una cura después del nacimiento de cada uno de mis tres hijos, pero en ninguno de los tres casos acepté», comenta una española residente en Berlín que prefiere mantenerse en el anonimato, «más que nada porque para mí la verdadera cura no era irme a un balneario al mar Báltico, sino irme con los niños a casa de mi madre».

Reconoce que si la cura hubiese estado ubicada en cualquier paraje español, «entonces sí me lo habría pensado, porque allí al menos tendría luz», y sugiere un significativo potencial de negocio «si el sector turístico español encontrase la manera de asociarse con las Krankenkasse alemanas». Pero en su caso «la cercanía de la familia es la mejor cura, los alemanes no tienen esa cultura familiar y seguramente por eso necesitan este tipo de apoyos».

Su amiga Sojna, madre de dos hijos, le recuerda sin embargo que en muchos casos los abuelos no solamente no pueden ayudar sino que requieren también cuidado y atención. «Yo ingresé en la clínica Lohr agotada, al borde de un ataque de nervios, cuando cuidaba sola de mis dos hijos, uno de ellos de 9 años y con TDAH, y también de mi madre, que ya no podía cocinar sola. Sentía que no podía más y esa segunda cura llegó en el momento perfecto. Me dio tiempo para distanciarme de la situación, pensar y entender que necesitaba ayuda en determinados aspectos. Liberada temporalmente del estrés, pude ver cosas que en el día a día no era consciente».