Kamala demuestra preparación en un debate feroz frente a Trump: «El pueblo de EE.UU. quiere algo mejor que esto»
La vicepresidenta incomodó al expresidente y candidato republicano, aunque él asegura haber vencido
«Se están comiendo los gatos»: Trump vuelve a difundir el bulo sobre inmigrantes haitianos
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Enviado especial a Filadelfia
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Iniciar sesiónKamala Harris tenía este martes por la noche en Filadelfia (Pensilvania) su prueba de fuego en el debate de candidatos a la presidencia de EE.UU. Su rival, Donald Trump, es un animal político, con un sexto sentido extraordinario delante de la pantalla y ... que llegaba a su séptimo debate de una elección general, con más experiencia que ningún otro candidato a la presidencia en la historia de EE.UU.
La vicepresidenta de EE.UU. se preparó el debate a conciencia y aprobó con suficiencia el examen: consiguió llevar a Trump al terreno que ella quería, transmitió la imagen de moderación que necesita para convencer a los electorados clave y evitó responder sobre sus idas y venidas en asuntos como el 'fracking', seguridad en la frontera o apoyo a la policía.
Harris se encerró cinco días en un hotel de Pittsburgh, al oeste de Pensilvania, para dedicarse al debate y se notó. Por un lado, colocó con efectividad frases y mensajes que se traen preparados de casa, con los que trufó un debate de más de hora y media de duración. «Donald Trump no tiene un plan para vosotros», dijo a los telespectadores sobre uno de los aspectos en los que la vicepresidenta flaquea más, la economía. «Es insultante para las mujeres de EE.UU.», arremetió después en otro que sí le es favorable, las restricciones en aborto que Harris acusa a Trump de perseguir. «Es hora de pasar página, de acabar con el caos, de acabar con los ataques a los cimientos de nuestra democracia», reclamó más adelante, en referencia sobre las convulsiones de finales de 2020 y principios de 2021, que acabaron con el asalto al Capitolio por una turba de 'trumpistas'. «Donald Trump fue despedido por 81 millones de estadounidenses. Claramente, le está costando procesar eso», atacó con sarcasmo sobre su derrota electoral de 2020, que el expresidente niega contra la opinión de los tribunales e incluso de su propio Departamento de Justicia.
Esa fue una de las muchas ocasiones en las que Harris logró incomodar a Trump. Harris enseñaba la muleta y el expresidente acudía al engaño. Se vio a la perfección en el comienzo del debate, cuando la vicepresidenta aseguró que «la gente se va pronto de los mítines de Trump por cansancio y aburrimiento». El multimillonario reaccionó con ira y con poca mano política: «La gente no abandona mis mítines, tengo los mítines más grandes e increíbles de la historia de la política».
Bulos
«Es irónico», replicó Harris cuando Trump mostró alarma por crímenes que atribuía a inmigrantes, «viniendo de alguien que ha sido imputado por delitos de seguridad nacional, delitos económicos, interferencia electoral, que ha sido determinado responsable a indemnizar por una agresión sexual y que su próxima gran comparecencia judicial es en noviembre en una vista para su propia sentencia». Trump escuchaba soliviantado.
En ocasiones, Trump se enredaba solo. Como cuando habló de inmigrantes en localidades de EE.UU. «que se están comiendo perros y gatos de la gente que vive ahí». Es un bulo que ha sido desmentido por las autoridades locales pero que añadía excentricismo al mensaje del candidato republicano.
Ese era uno de los objetivos de Harris: provocar que Trump mostrara su cara caótica y divisora, exponer esa versión ante las decenas de millones de espectadores que se asomaron a las pantallas. «El pueblo de EE.UU. quiere algo mejor que eso», arremetió la presidenta después de enumerar episodios en los que el multimillonario neoyorquino ha utilizado cuestiones de raza para crear polémica y división. «El pueblo de EE.UU. quiere algo mejor que esto», añadió, mirando al expresidente, en un ataque de laboratorio.
El otro objetivo de Harris era mostrar una versión aseada de sí misma. Todo el mundo conoce a Trump, su figura -idolatrada y odiada- está muy fijada en la opinión pública estadounidense.
«Es irónico», replicó Harris cuando Trump mostró alarma por crímenes que atribuía a inmigrantes, «viniendo de alguien que ha sido imputado por delitos de seguridad nacional»
Harris, pese a que lleva tres años y medio en la vicepresidencia, es mucho menos conocida. Su vida como nominada del Partido Demócrata no tiene ni dos meses de vida, por mucho entusiasmo que haya generado entre los suyos. Una encuesta reciente apuntaba a que un cuarto de los votantes necesitan conocerla mejor.
Opción moderada
En ese sentido, insistió en el debate en su estrategia de mostrarse como una opción moderada, un giro brusco respecto a posiciones que ha demostrado en el pasado. Pero que en el debate lo pudo hacer porque los moderadores no le apretaron lo suficiente y porque Trump, enredado en sus propias obsesiones, la dejó escapar viva en lugar de presionarla por sus contradicciones.
Harris demostró que la preparación del debate sirve. En uno de los asuntos en los que más flaquea, la economía, supo darle la vuelta: «Lo que hemos hecho es limpiar el desastre que nos dejó», dijo sobre su rival y sobre la gestión de la Administración Biden-Harris.
Trump confía en la improvisación y en su instinto en este tipo de situaciones. Pero en Filadelfia no se le vio suelto. Trató de recuperar una y otra vez la crisis de la inmigración masiva, uno de sus mejores cartas, pero lo hizo de manera confusa en ocasiones, como cuando lo mezcló con la llegada de una «Tercera Guerra Mundial».
El problema para Trump es que fue él quien pareció estar a la defensiva, cuando la que tiene que defender una Administración impopular, cargada de crisis, es Harris.
El expresidente apenas colocó algunos de los ataques personales que pueblan sus intervenciones: «Es marxista, lo sabe todo el mundo», dijo al comienzo; «todo lo que dijo es débil y estúpido», acusó sobre un viaje de la vicepresidenta a Ucrania; «odia a Israel», aseguró en otro segmento sobre política exterior, «es peor incluso que Biden», sentenció.
En ocasiones, Trump se enredaba solo. Como cuando habló de inmigrantes en localidades de EE.UU. «que se están comiendo perros y gatos de la gente que vive ahí»
La nota positiva para Trump es que su mejor ataque llegó en el final del debate: «¿Por qué no lo hizo antes?», cuestionó sobre todas las promesas de Harris, que podría haber puesto en marcha en los años que lleva en la Casa Blanca. Pero también se puede cuestionar por qué Trump no utilizó esa carta una y otra vez, en lugar de perderse en gatos y perros devorados por inmigrantes o el tamaño de sus mítines.
Señales negativas
Trump aseguró después del debate que su actuación había sido excelsa, que había estado incluso mejor que en debate de junio contra Biden, el que precipitó la renuncia del presidente a su reelección. Es inevitable ver voluntarismo y ciertas señales negativas en su entorno: su equipo clamaba que los moderadores de ABC News habían actuado en su contra -«ha sido un tres contra uno», dijo su portavoz, Steven Cheung-; y Trump se plantó después del debate en el 'spin room', la zona mixta en la que los pesos pesados de cada partido defienden el desempeño de sus candidatos. Su aparición era un gesto claro de tratar de controlar una narrativa sobre el debate que, al contrario de lo que ocurrió en junio, apunta a ir en su contra.
En el equipo de Harris, todo era celebración. «Esto ha sido divertido, hagámoslo otra vez en octubre», reaccionó en X uno de sus asesores, Brian Fallon. La petición de un segundo debate era una forma de darse como ganadores y de presionar a Trump. El expresidente, desde el 'spin room', en medio de una nube formidable de reporteros y fotógrafos, aseguro que si Harris quería otro duelo es porque «ha perdido este por mucho».
Habrá que ver si los votantes lo ven así. El impacto del debate en las encuestas tardará un par de días en registrarse. Habrá que ver si supone un empujón para Harris o si no mueve la carrera, que se encuentre en un empate técnico o de ligera ventaja para la vicepresidenta. Lo indiscutible es que Harris ha salido muy viva de la noche en la que se lo jugaba todo.
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