La Justicia ratifica la condena de Sarkozy a un año de cárcel por financiación ilegal

En primera instancia, el 1 de marzo del 2021, el Tribunal de París condenó a Sarkozy a tres años de cárcel. El expresidente decidió presentar un recurso suspensivo. En segunda instancia, el año pasado, el Tribunal de París confirmó la primera sentencia, ligeramente rebajada: dos años de cárcel con remisión de pena y un año de prisión firme. A juicio del tribunal, Sarkozy fue culpable de «delitos graves» de «corrupción y abuso de bienes sociales» en el marco de la financiación de la victoriosa campaña presidencial del 2007. No hubo apropiación de dinero público. Pero, desde el punto de vista judicial, sí hubo corruptelas varias.

Descontento, Sarkozy volvió a presentar un nuevo y definitivo recurso. El TdA parisino ha recortado un año de pena de cárcel, para confirmar la condena y los delitos originales. Al margen de esta condena, definitiva, el expresidente tiene pendientes otros casos de presunta corrupción, durante su mandato presidencial de cinco año.

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Más allá de su triste desventura, el caso Sarkozy ha tenido un alcance devastador para la derecha tradicional francesa, que un puesto tan capital tuvo en la historia del nacimiento y primeros cincuenta años de la historia de la V República.

Tras su derrota por François Hollande en 2012, las 'cacerolas' de Sarkozy complicaron profundamente el futuro de su partido, Los Republicanos (LR). Su candidato a la elección presidencial de 2017, el ex primer ministro François Fillon, fue derrotado de manera humillante, hundido en sus escándalos propios.

Sin líderes históricos, LR iniciaron una larga e inconclusa marcha con destino desconocido. Según los últimos sondeos, el partido de Sarkozy apenas cuenta con un 8% de intenciones de voto en las europeas del mes de junio que viene, cuando Agrupación Nacional (extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, tiene entre 28 y 29% de intenciones de voto.

Humillación histórica, la familia política del General de Gaulle, el patriarca fundador de la V República en 1958, convertida en un grupúsculo que intenta sobrevivir en un incierto lugar, entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen. La condena de Sarkozy por corrupción agravará la incertidumbre de fondo.