Sánchez en la Casa Blanca

Pedro Sánchez, sin embargo, no es hombre que se rinde fácilmente e incluso está dispuesto a arriesgar si vale la pena, como demostró en aquel auténtico asalto al presidente de EE.UU. en los pasillos de Bruselas aprovechando una reunión de la OTAN, en la que intercambiaron algunas palabras, se vendió como entrevista y duro 45 segundos.

¡Qué diferencia con el encuentro del viernes pasado en Washington, los dos sonrientes, en los sillones del Despacho Oval! Aunque la mayor diferencia es que el encuentro fuera propiciado por 'Sleepy Joe' su apodo. Lo que demuestra que si Sánchez es osado hasta la temeridad, su anfitrión no está tan adormilado como le creen sus compatriotas. En estos momentos le interesa el apoyo de Sánchez por diversas razones. La primera, descartar cualquier apoyo a Putin, bien al contrario, conseguir que España aumente su ayuda a Ucrania. Luego, porque desea doblar el número de destructores en Rota, como segunda línea de defensa en caso de que el conflicto se extienda al otro lado del Mediterráneo. Tercero, porque Sánchez va a presidir la Unión Europea en la segunda mitad de este año y su papel en las decisiones políticas, económicas y militares será importante. Si a ello se añade que sólo va a pedirle que se lleve la tierra contaminada por el accidente aéreo de Palomares y elimine las sobretasas a las aceitunas negras españolas es una ganga.

Aunque algo de desconfianza debe de quedar porque no hubo rueda de prensa conjunta. Pero viniendo de donde venimos, basta. Y sus socios dicen que sobra. Pero esa es otra historia.