POSTALES

Gibraltar, qué dolor, qué pena

«Tú me das el reloj y yo te doy la hora», como en el chiste; así quieren negociar los británicos el contencioso del Peñón

Nuevo Frente Popular (2/05/2023)

Defiende lo que piensas (29/4/2023)

Si leen u oyen que el contencioso de Gibraltar va arreglarse no hagan caso. Se lo vengo advirtiendo desde hace meses: los ingleses vuelven a engañarnos. Gibraltar es una colonia, una colonia, una colonia -hay que repetirlo por lo menos tres veces-, que ... debería haber sido descolonizada hace medio siglo, según la resolución 2.353 (XXII) de la Asamblea General de Naciones Unidas (1967), en la que se dice que «toda situación colonial que destruya total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas», lo que se repite cada año desde entonces en la Cuarta Comisión de la misma.

Habiendo violado además todas las condiciones de la cesión, desde que no habría «comunicación alguna por tierra» a haber ocupado mitad de istmo, nunca cedido, con la excusa de una epidemia y, un aeródromo más tarde. Aunque posiblemente lo más grave e insultante es que Naciones Unidas tiene prohibido establecer bases militares en las colonias. Pero temo que el Peñón termine siendo la última colonia-base militar, no ya en Europa, sino en el mundo y nada me alegraría más que equivocarme.

Que Inglaterra no iba a cumplir la 2.353 (XXII) se daba por descontado, ya vieron ustedes su reacción cuando los argentinos quisieron recuperar las Malvinas. Pero se esperaba que esta vez hubiera más posibilidades. El Reino Unido cometió el error garrafal de abandonar la UE, donde entró con el Peñón a remolque como «un territorio cuyos asuntos exteriores asume el Gobierno inglés», dejándolo colgado en el aire. Los intentos de permitirle seguir gozando de la seguridad británica y de los beneficios europeos (espacio Schengen de libre circulación de personas y mercancías) han resultado en vano. La famosa Verja se convertía en una frontera rígida entre Gibraltar y la UE. Han intentado que el control lo lleve Frontex, la Agencia de Fronteras de la UE, pero Bruselas advirtió que «la última palabra la tendría España». Con los gibraltareños opuestos rotundamente a que «funcionarios españoles actúen en su territorio» (verja, puerto, aeropuerto), mientras los ingleses quieren reducirlo a la «línea roja de soberanía», con Frontex en el control y los aduaneros españoles de supervisores, que vendría a ser el chiste de cómo negocian los británicos: «Tú me das el reloj y yo te doy la hora».

Pero visto que no se avanzaba, el 'premier' inglés, Rishi Sunak, descolgó el teléfono para decir a Pedro Sánchez que aquello había que arreglarlo cuanto antes, dada la situación en que nos encontramos. ¡Bingo! Su colega español coincide «en la importancia de que se cierre un acuerdo sobre la relación entre Gibraltar y la UE», así como en «apoyar a Ucrania ante la agresión rusa» y en el «beneficio de la prosperidad compartida del Campo de Gibraltar», cebo que nos ponen para que piquemos.

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