Viento en las velas de Trump

Trump tiene además varios otros casos abiertos: pasará los próximos meses de juzgado en juzgado defendiéndose de intentar modificar resultados electorales, apoyar una insurrección o negarse a devolver documentos clasificados. Desde fuera, parecería que sus problemas mayúsculos con la Justicia deberían restarle votos. Pero los posibles apoyos que pierde se compensan con una mayor movilización de la base de su partido y de otros votantes que compran su historia de ser una víctima del sistema judicial.

En una conferencia de prensa junto a las escaleras doradas de la Torre Trump, donde lanzó su campaña ganadora en 2016, el candidato atacó duramente al juez neoyorkino y al presidente Biden y los acusó de subvertir la democracia. En su partido, nadie pone en duda este peligroso relato, que además desata una ola de apoyos y facilita una recaudación record de fondos para la campaña, es especial de pequeñas aportaciones. Estas se suman a las que empiezan a llegar por fin de los grandes mecenas, hasta hace poco algo retraídos, pero que ahora se apuntan al que consideran caballo ganador.

Las encuestas apuntan a una victoria de Trump el 5 de noviembre, favorecido por el voto indirecto a través del Colegio Electoral, la falta de energía de Joe Biden y la pasividad y el fatalismo de los demócratas. Las posibilidades crecientes de victoria del republicano parece que modifican las percepciones sobre su carácter moral. La colección de errores del aspirante ya no le restaría idoneidad para desempeñar de nuevo el trabajo más importante del mundo. Como explica el profesor Jeffrey Pfeffer, los victoriosos no solo escriben la historia, sino que también la reescriben.