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Putin fabrica una victoria

El regreso de los bárbaros a la Casa Blanca daría a los europeos una excusa para rebajar su compromiso

¿No hay nadie más que David Cameron?

El presidente ruso, esta semana en Moscú EFE

Ucrania no ha conseguido sus objetivos en la contraofensiva que lanzó el verano pasado. Los campos de minas y las líneas de defensa del Ejército ruso, que ha mejorado respecto a su caótico desempeño inicial, impiden una recuperación sustantiva del territorio invadido. El apoyo ... de Estados Unidos empieza a ser más titubeante.

Con el estallido de la guerra de Gaza, algunos legisladores republicanos han elegido conflicto. Se niegan a seguir financiando masivamente al Gobierno de Zelenski, que empieza a tener problemas de reclutamiento y suministros. Por parte europea, una industria de defensa fragmentada y descoordinada produce al máximo, pero no da para más. En el Consejo Europeo se resquebraja el apoyo unánime a Kiev de los 27 socios.

Vladimir Putin aprovecha esta situación más favorable, junto con el parón del invierno, para sentar las bases de lo que un día puede presentar como una victoria. Sigue dispuesto a asumir muchas bajas, ha mejorado la producción e importación de proyectiles y ha limitado el daño a la economía rusa de unas sanciones occidentales imperfectas. No tiene una contestación interna que le preocupe, una vez ha purgado su entorno tras el confuso motín del grupo Wagner.

El dictador ruso sabe que sus tropas no van a tomar Kiev e instalar un gobierno títere. Pero piensa que el tiempo juega a su favor. Aspira a quedarse al menos con el territorio ucraniano que ya controla, en una partición del país que iniciase un largo proceso de negociaciones de paz e incluyese garantías de seguridad para Ucrania.

La mejor carta de Putin es una victoria de Donald Trump dentro de un año. El magnate neoyorkino ha prometido hacer magia y acabar con la guerra en veinticuatro horas. Sus bandazos y jugadas con mucha probabilidad debilitarían a la OTAN, una situación que Rusia aprovecharía a fondo. El regreso de los bárbaros a la Casa Blanca daría a los europeos una excusa para rebajar su compromiso y, al mismo tiempo, sentir una gran superioridad moral. El mensaje de Occidente a Xi Jinping sería muy claro, lo que hagas en Taiwan no tendrá grandes consecuencias.

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