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El año de Ucrania

El tiempo juega a favor de Moscú y no hay un minuto que perder

Los problemas crecen

Salvar un planeta en llamas

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski reuters

cuando no se han cumplido aún dos años de la invasión rusa de Ucrania, en ambas orillas del Atlántico el cansancio y las divisiones empiezan a hacer mella. Esta semana, el Consejo Europeo ha respaldado la apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania, pero ... no ha sido capaz de superar el bloqueo de Viktor Orbán y aprobar la ayuda financiera a Kiev. Ha faltado liderazgo -esto no hubiera pasado en tiempos de Angela Merkel- para frenar a un político muy experimentado que aprovecha cualquier resquicio que le deja Bruselas y actúa como un viajero sin billete. La Unión necesita aumentar su capacidad de actuar de modo estratégico ante un conflicto que, como explica Timothy Garton Ash, nos devuelve a una época de guerras y muros.

En Estados Unidos, el Senado vota mañana sobre la propuesta de Joe Biden para ofrecer una financiación especial a Israel y a Ucrania, en espera de que la Cámara de Representantes también endose el plan. A los republicanos les importa sobre todo la agenda doméstica y condicionan su apoyo a endurecer la política de inmigración en la frontera del sur. Estados Unidos entra en un año electoral que puede devolver la presidencia a Donald Trump, partidario de forzar en veinticuatro horas un pacto entre Moscú y Kiev. Al magnate neoyorquino, admirador confeso del liderazgo de hombres fuertes como Vladímir Putin, no le importaría mucho recompensar al revanchismo ruso con la partición del país invadido. Al igual que en 2016, se presenta a las elecciones sin una política exterior definida, más allá de favorecer los intereses económicos norteamericanos, y con una inclinación aislacionista aún mayor que la que desplegó en su primer mandato.

El invierno obliga a ralentizar una contraofensiva ucraniana que no ha conseguido sus objetivos, en espera de poder relanzarla en primavera, respaldados por aviones F-16 que puedan contrarrestar la superioridad aérea rusa. En 2024, la coalición de cuarenta y un países que respalda a Ucrania tendrá la última posibilidad de hacer posible la victoria de Kiev. El tiempo juega a favor de Moscú y no hay un minuto que perder.

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