Hu Jintao, el expresidente de China cuyo legado ha purgado Xi Jinping
Además del escarnio de ser expulsado del Congreso del Partido Comunista, sus más estrechos colaboradores han sido condenados por corrupción en los últimos diez años
Sacan a la fuerza al expresidente Hu Jintao del Congreso del Partido Comunista de China
En imágenes: la secuencia de fotografías que muestra la expulsión de Hu Jintao
Corresponsal en Pekín
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Iniciar sesiónLa expulsión de Hu Jintao, expresidente de China, de la clausura del XX Congreso del Partido Comunista es solo el último desaire de su sucesor, Xi Jinping, contra su figura y su legado. Ya sea por motivos políticos o por la mala salud de Hu, ... que estaba sentado a la derecha de Xi toqueteando unas carpetas con documentos, el incidente ha roto todas las normas del protocolo y, lo que es más importante en China, el respeto a los mayores. La imagen de un delegado y un bedel sacando a tirones a un anciano de 79 años, cuya salud está muy deteriorada pero se resiste a marcharse, revive los fantasmas de las purgas durante la época de Mao. Además, su salida ha tenido lugar justo cuando la Prensa china e internacional acababa de entrar en el salón de plenos del Gran Palacio del Pueblo, después de esperar durante una hora a que concluyera una reunión a puerta cerrada. Por razones ideológicas o porque Hu Jintao está senil, con su expulsión Xi Jinping ha querido hacer un alarde de fuerza y un escarnio público ante los casi 2.300 delegados del cónclave.
Esta animadversión no es nueva ni parece provocada por un incidente menor. Ya en la inauguración del Congreso el domingo pasado, Xi se despachó a gusto contra él en su discurso, recordando que «hace diez años había problemas a los que no se quería hacer frente». En concreto, se refería la corrupción rampante y a la relajación ideológica durante la época de Hu Jintao, entre 2002 y 2012 como secretario general del Partido Comunista y entre 2003 y 2013 como presidente de la República Popular.
Para acabar con aquella época disoluta, que sin embargo hacía que la economía fuera como un tiro, Xi Jinping lanzó una feroz campaña anticorrupción nada más tomar el poder en 2012. Entre los casi cinco millones de funcionarios y cuadros purgados desde entonces, destacan los más estrechos colaboradores y altos cargos de Hu Jintao.
Cuatro millones de funcionarios chinos han sido purgados desde que Xi Jinping llegó al poder
Pablo M. DíezHa consolidado su poder persiguiendo con mano dura a altos cargos y pequeños cuadros corruptos
La 'aristocracia roja'
El último en caer fue su mano derecha, Ling Jihua, sentenciado a cadena perpetua por corrupción en julio de 2016. Juzgado a puerta cerrada, fue condenado por haber aceptado más de diez millones de euros en sobornos, usado su poder para beneficiar a sus allegados y haberse apropiado de secretos de Estado, según informó en su día la agencia estatal de noticias Xinhua.
Mientras su antiguo superior, Hu Jintao, era humillado públicamente por Xi Jinping en el Gran Palacio del Pueblo, él celebraba precisamente hoy su 66 cumpleaños en la cárcel, donde pasará el resto de su vida. Su caída en desgracia comenzó en marzo de 2012, cuando su único hijo, Ling Gu, se mató al estrellarse su deportivo, un Ferrari 458, en el cuarto anillo de Pekín mientras conducía a altas horas de la madrugada con dos chicas que iban medio desnudas. Un episodio que, a pesar de la censura del régimen, volvió a revelar el lujoso y desmadrado tren de vida de la 'aristocracia roja' que ha florecido en el Partido Comunista al amparo del crecimiento económico de las últimas décadas.
El escándalo puso en el objetivo a Ling Jihua, quien entonces era jefe de gabinete del presidente Hu Jintao. Tras ser degradado, empezó a ser investigado a finales de 2014 y en julio de 2015 fue expulsado del Partido Comunista. Junto a él, fue purgado uno de sus hermanos, Ling Zhengce, alto cargo en la provincia de Shanxi, mientras que el otro, Ling Wangcheng, huyó a Estados Unidos, donde al parecer tiene una mansión de dos millones de euros en California. Tal y como informaron entonces algunos medios de ese país, Ling Wangcheng se habría llevado consigo 2.700 documentos secretos proporcionados por su hermano, entre los que figuraban los códigos nucleares de China y abundante información sobre los dirigentes del Partido Comunista y su lucha de poder. En la actualidad, está desaparecido y no se sabe si vive protegido por las autoridades estadounidenses o si agentes secretos chinos consiguieron repatriarlo para rendir cuentas.
Sobornos y corrupción
Además de Ling Jihua, en 2015 fue condenado a cadena perpetua por corrupción Zhou Yongkang, anterior responsable de la Seguridad del Estado durante el mandato de Hu Jintao. Su caída en desgracia supuso el procesamiento contra el más alto dirigente político de China desde el juicio a la mujer de Mao, Jiang Qing, y la 'Banda de los Cuatro' por los desmanes de la Revolución Cultural (1966-76). A tenor de la sentencia, tanto Zhou Yongkang como su familia recibieron sobornos por valor de 19 millones de euros y se valieron de sus influencias para beneficiar a sus aliados dentro del régimen, quienes también fueron purgados.
Xi Jinping lanzó una feroz campaña anticorrupción nada más tomar el poder en 2012
Entre ellos destacaba su protegido Bo Xilai, condenado en septiembre de 2013 a cadena perpetua por corrupción y cuya esposa fue sentenciada a muerte un año antes –pero con la pena suspendida– por asesinar a su socio británico. Antiguo ministro de Comercio y secretario del Partido en Chongqing, una megaurbe del suroeste de China a orillas del Yangtsé, Bo Xilai era una de las figuras más prominentes del régimen. Pero su caída en desgracia desató una feroz lucha de poder en plena transición entre Hu Jintao y Xi Jinping en 2012. Tras él, rodaron las cabezas de su padrino político, Zhou Yongkang, y de su aliado Xu Caihou, antiguo número dos del Ejército chino. Aquejado de un cáncer de próstata, falleció en 2015 mientras esperaba a ser juzgado por corrupción. Un año después, otro vicepresidente de la Comisión Militar Central, Guo Boxiong, fue condenado a cadena perpetua también por corrupción.
En el anterior Congreso del Partido Comunista, celebrado en 2017, el responsable de la Comisión del Mercado de Valores, Liu Shiyu, desveló que todos estos colaboradores de Hu Jintao «eran inmensamente avariciosos y corruptos y habían conspirado para dar un golpe de Estado» contra Xi Jinping. Años después de acabar con ellos, y quizás por no poder purgar a su jefe, Xi se ha vengado de Hu Jintao con un escarnio público que refuerza aún más su poder.
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