Italia envía una segunda fragata para asistir a la flotilla de Gaza
El ministro de Defensa advierte en el Parlamento que «no se puede garantizar la seguridad en aguas israelíes». Meloni acusa a la misión de «irresponsable»
Sánchez anuncia el envío de un buque a la flotilla y advierte a Israel: «España va a proteger a sus compatriotas»
Corresponsal en Roma
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Iniciar sesiónLa travesía de la Global Sumud Flotilla, una caravana de casi medio centenar de embarcaciones de varios países cargadas con ayuda humanitaria rumbo a Gaza, ha puesto a Italia en el centro de una tormenta diplomática y política que amenaza con escalar en los próximos ... días. Tras el ataque con drones sufrido por varias de las naves en aguas internacionales en la madrugada del miércoles sin causar víctimas, el Gobierno italiano se ha visto obligado a redoblar su implicación.
El ministro de Defensa, Guido Crosetto, compareció esta mañana en el Parlamento para anunciar el envío de una segunda fragata militar -la Alpino, con mayor capacidad operativa- que sustituirá a la Fasan, ya desplegada en la zona. Su mensaje fue inequívoco: Italia hará lo posible por proteger a sus ciudadanos, entre ellos varios parlamentarios de la oposición, en aguas internacionales, pero «en aguas territoriales israelíes no podemos garantizar la seguridad». El aviso, lanzado con tono grave, reflejó la preocupación de que la Flotilla, si entra en la franja marítima bajo control de Tel Aviv, puede sufrir un nuevo ataque.
El ministro Crosetto quiso dejar claro que la misión italiana no tiene carácter ofensivo: «No es un acto de guerra ni una provocación a un país amigo. Es el deber de un Estado hacia sus ciudadanos». Pero al mismo tiempo recordó que, si la Flotilla decide cruzar las aguas israelíes, la operación podría ser considerada un acto hostil por parte de Tel Aviv. En ese caso, Italia quedaría sin margen de intervención.
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Si Crosetto adoptó una posición prudente, la primera ministra Giorgia Meloni atacó con dureza a la Flotilla, una iniciativa organizada por la sociedad civil de varios países. Desde Nueva York, donde participa en la Asamblea General de la ONU, calificó a los activistas de «irresponsables». Según Meloni, la misión «no busca solo entregar ayuda, sino provocar problemas al Gobierno italiano». La primera ministra italiana aseguró que quienes se embarcan en la misión «están haciendo algo improcedente y peligroso«.
Sus palabras desataron una tormenta política en Roma. La oposición, encabezada por la líder del Partido Democrático, Elly Schlein, acusó a la primera ministra de atacar con dureza a los voluntarios y parlamentarios a bordo de la Flotilla mientras guarda silencio ante los crímenes del Gobierno de Israel. Horas después, Giorgia Meloni en su discurso en la Asamblea General de la ONU atacó a Netanyahu, al asegurar que «Israel ha superado todos los límites en Gaza», señalando la «ferocidad y brutalidad» de su ejército. Al mismo tiempo, Meloni advirtió que «Tel Aviv no puede impedir el nacimiento de un Estado palestino».
Reproches contra Meloni
Ante un escenario cada vez más enrarecido, el Gobierno intenta abrir una salida diplomática. Crosetto y el ministro de Exteriores, Antonio Tajani, trabajan en una propuesta alternativa: desembarcar la ayuda de la Flotilla en Chipre y transferirla después a Gaza a través de la Conferencia Episcopal Italiana y del Patriarcado Latino de Jerusalén. La propuesta, sin embargo, no convence a los activistas, que consideran imprescindible romper el bloqueo marítimo para visibilizar la situación de Gaza.
Los reproches contra el Gobierno de Giorgia Meloni no quedaron solo en el Parlamento. En las calles, las asociaciones pacifistas recordaron que en la Flotilla viajan también eurodiputados y parlamentarios italianos, cuya seguridad debería ser prioritaria. El clima político se ha ido caldeando. La CGIL, el mayor sindicato italiano, anunció que proclamará de inmediato una huelga general si se produce un nuevo ataque contra la Flotilla. Ya el pasado lunes hubo una huelga general a favor de Gaza promovida por un sindicato minoritario con manifestaciones en varias ciudades. En Montecitorio, Crosetto apeló a la unidad: «Pido ayuda para que no haya incidentes, más allá de las diferencias políticas». Además, el ministro de Defensa resumió en una frase el límite y la fragilidad de la posición italiana en el caso de la Flotilla: «Nuestro objetivo es que la ayuda llegue a Gaza y que ninguna vida corra peligro. Pero más allá de las aguas internacionales, no podemos prever las consecuencias».
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