Israel expande su operación terrestre con la crisis de los rehenes abierta
Se trata de buscar un movimiento puntual y rápido con el objetivo de preparar el terreno para la anunciada operación terrestre
La «incursión selectiva» de Israel a Gaza: tanques y excavadoras blindadas D9R contra objetivos de Hamás
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Enviado especial a Sderot (Israel)
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Iniciar sesiónEl Ejército israelí inició, la tarde-noche del viernes, la segunda incursión por tierra en Gaza en menos de 24 horas, en lo que un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel anunció como «la ampliación de la operación terrestre»; al ... mismo tiempo, los intensos ataques aéreos y de artillería buscaban destruir los túneles y otras infraestructuras de Hamás. El servicio de internet quedó interrumpido en la Franja y las alarmas antiaéreas se extendieron más allá de sus límites, sobre todo en el área de Sderot
Se trata de buscar un movimiento puntual y rápido con el objetivo de preparar el terreno para la anunciada operación terrestre. La cifra de cautivos en manos de Hamás varía cada día y el Ejército confirmó la identificación de 229 personas: esto suponen 229 razones para repensar la entrada por tierra y negociar su liberación con Hamás, tal y como exigen cada día las familias. La última gran movilización se celebró en Herzliya, junto a Tel Aviv, y allí prepararon una larga mesa para la cena del Shabat (día sagrado de los judíos) con tantas sillas vacías como seres queridos permanecen en manos de Hamás en los túneles de Gaza.
La mediación de Qatar ha logrado hasta el momento la liberación de cuatro personas, pero ahora Hamás exige un alto el fuego como condición previa a próximas liberaciones. El primer ministro qatarí dijo que las negociaciones «progresan» y que tiene esperanzas de que «pronto se logrará un gran avance», pero sobre el terreno sólo hablan las armas, los bombardeos han borrado barrios enteros de la Franja y hay más de 7.000 palestinos muertos, la mayoría mujeres y niños. Los bombardeos también habrían acabado con la vida de al menos 50 de las personas capturadas el 7 de octubre, según un escueto comunicado lanzado por el brazo armado de los islamistas el jueves.
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Hamás cuenta desde 2012 con una oficina en Doha, ciudad en la que otros movimientos islamistas como los talibanes también operan bajo la protección del emirato. Los grandes líderes políticos palestinos como Khaled Meshaal o Ismael Haniye pasan allí largas temporadas y serán importantes en unas conversaciones en las que ambos lados deben dar garantías de que respetarán cualquier acuerdo temporal de alto el fuego.
Bibi, contra las cuerdas
Los problemas se acumulan en la mesa de un Benjamín Netanyahu, que está en el centro de las críticas por el colosal error de seguridad que permitió a Hamás superar la verja de separación, masacrar a más de 1.400 personas y llevarse a más de 200 como cautivas. El primer ministro israelí mantiene un perfil público bajo y la mayoría de sus apariciones son junto a los mandatarios occidentales que acuden a mostrarle su apoyo. A los militares les repite cada día que la entrada por tierra a Gaza para destruir a Hamás «está muy cerca», pero la orden se retrasa. El alcalde de Herzliya, Moshe Fadlon, se dirigió a las familias de los cautivos para decirles que «Israel vive sus horas más difíciles y debe actuar para liberar a todos los rehenes lo antes posible, sanos y salvos. Esta debe ser la prioridad de quienes toman las decisiones en el país».
Entre las familias se sienten los nervios, el cansancio, la tensión acumulada y la enorme incertidumbre. «No sabemos nada, no tenemos pruebas de vida, nadie nos informa, no formamos parte de las negociaciones… Necesitamos que el Gobierno los traiga de vuelta ya mismo. Israel tienen que hacer lo que sea, sin condiciones. Cada minuto que pasa va en nuestra contra. Si fueran sus hijos seguro que harían algo», denuncia Shalhav Kimhi, tía de Ron Scherman, soldado de 19 años capturado por Hamás.
Los ministros del Gobierno siguen el ejemplo del bajo perfil impuesto por Netanyahu y cada vez que han intentado acercarse a las familias de las víctimas del 7 de octubre han tenido problemas. El último en ser increpado en público fue el responsable de Salud, Uriel Menachem Buso, quien tuvo que darse la vuelta cuando trataba de visitar a heridos en un hospital. El personal sanitario le recibió a gritos como «no permitiremos que entres porque habéis destruido el país» o «tenéis las manos manchadas por la sangre de 1.400 personas». En los primeros días de la guerra, la ministra de Transporte, Miri Regev, vivió una situación similar en otro hospital.
Los problemas se acumulan en la mesa de un Benjamín Netanyahu, que está en el centro de las críticas por el colosal error de seguridad que permitió a Hamás superar la verja de separación
A falta de la operación por tierra y de poder ofrecer alguna gran victoria como la cabeza de uno de los grandes líderes de Hamás, el Ejército mantiene una campaña intensa de comunicación y su portavoz, Daniel Hagari, convocó a los medios para denunciar que el cuartel general de los islamistas está bajo el hospital de Al Shifa.
El centro de salud de referencia en la Franja «cuenta con 1.500 camas y alrededor de 4.000 miembros del personal que forman un 'escudo humano' para los líderes de la organización terrorista», detalló un Hagari que mostró recreaciones de los supuestos túneles bajo el centro. El Ejército también aportó unos audios en los que una persona asegura que el centro de operaciones de las Brigadas Al Qassam estarían bajo Al Shifa.
Guerra de cifras
Los israelíes señalan a los hospitales en un momento en el que la crisis humanitaria es extrema y donde la batalla por el relato es permanente. Israel y sus aliados dudan de las cifras de fallecidos que aporta cada día el ministerio de Salud, pero desde la ONU aseguraron que son «números creíbles». La agencia para los refugiados palestinos, UNRWA, sigue operando a duras penas en la Franja y recordó que Israel ha matado en tres semanas a 57 de sus empleados.
Desde la Oficina de Derechos Humanos del organismo internacional elevaron la voz para dejar claro que «se están cometiendo crímenes de guerra. Nos preocupa el castigo colectivo a los gazatíes en respuesta al atroz ataque de Hamás, donde también se cometieron crímenes de guerra».
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