Israel bombardea el sur del Líbano en la mayor escalada de tensión entre ambos países en 17 años
El Ejército israelí también lanzó cohetes contra posiciones de Hamás en la Franja de Gaza
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Ni Israel, ni Hamás parecen interesados en una escalada de tensión y después de 48 horas de violencia una aparente normalidad volvió a la zona. La cuestión es hasta cuándo se mantendrán las armas en silencio después de un nuevo episodio de lanzamiento de ... cohetes desde el Líbano y Gaza y bombardeos de la aviación israelí tanto en suelo libanés como en la Franja.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron en la madrugada del viernes una serie de ataques aéreos sobre la Franja de Gaza y el sur del Líbano en represalia por las últimas agresiones desde el sur del Líbano y en medio de una escalada de máxima tensión en la zona.
Desde abril de 2022 no se lanzaban cohetes desde el Líbano hacia Israel, cuando entonces también efectuó ataques contra el país vecino. Sin embargo, este se trata del incidente más importante desde la guerra de 2006 contra Hizbolá. «La respuesta de Israel, esta noche y más tarde, exigirá un precio significativo a nuestros enemigos», dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu tras una reunión ayer del gabinete de seguridad.
Dura retórica
Pese a la dura retórica por parte de los dirigentes de los dos bandos, el Ejército dio por terminada su respuesta al ataque con 34 cohetes desde suelo libanés que se produjo el jueves y Hamás dejó de lanzar proyectiles.
En este intercambio de golpes no se produjeron víctimas mortales, todo lo contrario que en Cisjordania, donde dos colonas murieron tras ser tiroteado su coche a las puertas de su asentamiento al norte de Jericó.
Las dos fallecidas. hermanas, eran residentes en el asentamiento de Efrat, rondaban los 20 años y junto con su madre, de 48 años, fueron trasladadas en helicóptero militar al hospital Ein Kerem de Jerusalén, según fuentes médicas citadas por Reuters al diario israelí 'Yedioth Aharonoth '.
Las fuerzas de seguridad pusieron de manera inmediata un dispositivo para tratar de detener al agresor, que se dio a la fuga. El movimiento palestino aplaudió el ataque como «una respuesta natural a los continuos crímenes de la ocupación contra la mezquita de Al Aqsa y su agresión bárbara contra el Líbano y la inquebrantable Gaza» .
La espiral de violencia comenzó esta vez tras dos asaltos policiales a la mezquita de Al Aqsa en pleno Ramadán. La Policía aseguró que fueron operaciones para reducir a «agitadores» que se habían encerrado en el lugar santo y las imágenes de la brutalidad empleada y de las cientos de detenciones practicadas se hicieron virales en redes sociales. Al Aqsa, tercer lugar más sagrado para el Islam, es una línea roja para los palestinos y cada vez que Israel ha empleado allí la violencia la situación se ha complicado.
El recinto de la mezquita es un foco frecuente de violencia porque es fundamental para las narrativas nacionalistas tanto israelíes como palestinas.
El templo se ubica en la Explanada de las Mezquitas y está situado, a su vez, en Jerusalén Este, el sector palestino de la ciudad ocupada y anexado por Israel desde 1967. El complejo está erigido encima del Monte del Templo, considerado el lugar más sagrado para el judaísmo.
Durante décadas, Israel impidió que los judíos rezaran allí para evitar que se agravaran las tensiones. En los últimos años, sin embargo, la Policía israelí ha permitido que los judíos rindan culto en silencio en las afueras del recinto. Eso enfadó a muchos palestinos y estados de mayoría musulmana en la región. Hamás considera que atacar Al Aqsa es traspasar una línea roja y desde Hizbolá recordaron al Estado judío que «millones de musulmanes estás dispuestos a sacrificarse por esta mezquita».
La violencia en el recinto de la mezquita provocó heridas a 37 palestinos y dos oficiales israelíes y el arresto de cientos de palestinos. Funcionarios y diplomáticos habían estado advirtiendo en los últimos días que la superposición del mes sagrado musulmán del Ramadán y la festividad judía de la Pascua, que comienza el miércoles por la noche, podría provocar enfrentamientos a medida que más fieles se dirigieran al recinto sagrado.
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El factor Hizbolá
El ataque con decenas de cohetes desde Líbano fue el más grave lanzado desde este país desde la guerra de 2006. Hizbolá se desmarcó de manera inmediata y todas las miradas apuntaron entonces a Hamás, aunque cuesta pensar que los palestinos pudieran hacerlo sin la luz verde del omnipresente Partido de Dios.
Medios israelíes como Walla revelaron que sobre la mesa del Consejo de Seguridad se pusieron los informes del Ejército y del Mosad, el primero partidario de evitar una escalada contra Hizbolá y el segundo apoyando la opción de golpear a la milicia chií. Finalmente, los responsables del Estado judío optaron por centrar sus ataques en posiciones de Hamás y evitar el choque directo con Hizbolá.
Ante toda esta violencia e intercambio de cohetes entre una parte y la otra, la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano (la Finul) confirmó ayer en un comunicado, que escucharon las explosiones cerca de Tiro, al sur del Líbano, e hicieron un llamamiento a ambos países a «detener inmediatamente todas las acciones que cruzan la Línea Azul», ya que «las acciones del último día son peligrosas y podrían desembocar en una escalada del conflicto». En el mismo texto, la Finul confirmaba que el líder de la misión, el general español Aroldo Lázaro, está hablando con autoridades de ambos lados de la Línea, y que ambos han asegurado que «no quieren una guerra».
Guerra de 2006
Sin embargo, y según publicó la agencia AFP citando a fuentes de Hamás y la Yihad Islámica, que estos grupos informaron ayer a Egipto –que suele actuar como mediador– que «las facciones palestinas van a seguir con los lanzamientos de cohetes, si Israel continúa sus agresiones y bombardeos».
Israel recibió numerosas condenas internacionales, incluidas de la ONU, cuyo secretario general António Guterres pidió nuevamente a «todos los actores» la «máxima moderación».
En 2006 se libró una guerra de 33 días entre la milicia chií libanesa e Israel que se saldó con 1.200 muertos en Líbano, civiles en su mayoría, y 158 fallecidos en Israel, militares en su m
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