Irán, Turquía y Rusia, de acuerdo en dar a Al Assad como vencedor en la guerra civil de Siria
La semana se celebrará en Moscú un encuentro destinado a poner fin al conflicto en el que también participará Erdogan, enemigo tradicional del régimen de Damasco
Bashar al Assad resiste al frente de una Siria dividida y en ruinas
El presidente sirio, Bashar Al Assad, responde a los periodistas durante una rueda de prensa en 2010 en el Palacio del Elíseo
Puede haber sido el devastador terremoto que afectó a Turquía y a Siria el que ha dado la puntilla, pero Ankara parece estar dispuesta a conceder la victoria a su antaño enemigo Bashar al Assad en la guerra civil siria. El Gobierno de ... Erdogan ha anunciado este miércoles su visto bueno a participar la semana que viene en Moscú en un encuentro dirigido a poner fin al conflicto, que lleva encendido más de once años, ha dejado al menos 300.000 muertos, y sobre todo ha forzado a la mitad de la población de Siria (11 de los 22 millones) a huir y refugiarse en campamentos de los países vecinos.
Al encuentro, auspiciado por el Gobierno de Putin, asistirán los viceministros de Exteriores de Rusia, Irán, Turquía y Siria, como fase previa a un proceso que debe concluir con la firma de un tratado de paz al máximo nivel. Los Gobiernos ruso e iraní siempre han apoyado al régimen de Al Assad, también en el terreno militar, por lo que la sorpresa la constituye solo el compromiso turco.
Desde el primer momento de la guerra civil, los rebeldes sirios -que aspiraban a derrocar la dictadura laica y dinástica de Damasco y sustituirla por un sistema democrático- establecieron sus bases en Turquía. Para Ankara, esa apuesta era atractiva, en el afán de Erdogan por alzarse como líder fuerte de la región; y sobre todo para anular a los kurdo-sirios, que actuaban en el seno de la rebelión con una agenda propia: crear en Siria un Estado independiente, que con el tiempo se ampliara a las regiones kurdas de Turquía e Irak.
Nueva agenda
Las circunstancias han cambiado en los últimos años de guerra. Estados Unidos, que apoyaba a los rebeldes, se ha retirado del conflicto, Bashar al Assad ha logrado reconquistar gran parte del país con la ayuda del Ejército ruso y las milicias pro-iraníes, y Turquía -que no ha hecho ascos a intervenir también militarmente- cree que tiene a las milicias kurdo-sirias bajo control.
Además, y en un escenario de sorpresas que ha sido común a la mal llamada Primavera Árabe, con el tiempo se ha descubierto que el supuesto 'frente rebelde democrático' era en realidad un pupurrí de movimientos, algunos nada recomendables. Uno de ellos, el Estado Islámico (Daesh) llegó a crear su propio califato, y fue derrotado por una suma de fuerzas norteamericanas y kurdas. Así que la perpectiva de que los Assad sigan mandando en Damasco es, quizá, la menos mala de las opciones. Lo peor serán sus compañías: Putin, los ayatolás y el polifacético Erdogan.